Sábado, 03 de octubre de 2009
"Aedy" desbanca a "Lucy" como abuela de la Humanidad
¿Quién es "Lucy"?Lucy (AL 288-1) es el esqueleto de un homínido perteneciente a la especie Australopithecus afarensis, de 3,2 millones de años, descubierto por el estadounidense Donald Johanson el 24 de noviembre de 1974 a 150 km de Adís Abeba, Etiopía.
Se trata del esqueleto de una hembra de alrededor de 1 metro de altura, de aproximadamente 27 kg de peso (en vida), de unos 20 años de edad (las muelas del juicio estaban recién salidas) y que al parecer tuvo hijos, aunque no se sabe cuántos.
El nombre Lucy proviene de la canción "Lucy in the sky with diamonds" del conjunto musical The Beatles, que escuchaban los miembros del grupo investigador la noche posterior al hallazgo.
Dotada de un cráneo minúsculo, comparable al de un simio, Lucy había andado sobre sus miembros posteriores, signo formal de una evolución hacia la hominización. La capacidad bípeda de Lucy puede ser deducida de la forma de su pelvis, así como también de la articulaciòn de la rodilla.
Hasta 1977, la comunidad científica no tomó en consideración el hallazgo de Johanson y su equipo del International Afar Research Expedition. La revista Science aceptó publicar el descubrimiento de un homínido que desde entonces se llamó Australopithecus afarensis.
La noticia nos llega vía Muy Interesante:
El Ardipithecus ramidus, una especie que vivió hace 4,4 millones de años en la actual Etiopía, podría ser el homínido más antiguo de la historia. A esa conclusión han llegado varios equipos de investigadores que, a lo largo de 11 artículos publicados en la revista Science, certifican la importancia de un ejemplar hembra apodado Ardi que precede a Lucy, el ejemplar mejor conservado de Australopithecus afarensis, en aproximadamente un millón de años. Por eso Ardi es la nueva candidata a abuela de la humanidad.
Se cree que el último ancestro común compartido por humanos y chimpancés vivió hace seis o más millones de años. Aunque el Ardipithecus no es en sí mismo este último ancestro común, probablemente compartió muchas de sus características. A través de un análisis de cráneo, dientes, pelvis, manos, pies y otros huesos, los investigadores han determinado que Ardi tenía una mezcla de características "primitivas" compartidas con sus predecesores, los primates de la época del Mioceno, y características "derivadas" que comparte sólo con los homínidos posteriores."Cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es humano. Es Ardipithecus", asegura Tim White investigador de la Universidad de California Berkeley y autor de uno de los principales artículos publicados en Science.
White y su equipo descubrieron 110 especímenes de Ardipithecus procedentes de la cordillera de Afar al noroeste de Etiopia. El ejemplar mejor conservado, Ardi, resultó ser una hembra que pesaba 50 kilogramos y medía alrededor de 1,5 metros, de la que se conserva un esqueleto parcial bastante completo con gran parte del cráneo, manos, pies, miembros y pelvis. Ardi tenía un cerebro más pequeño que el del Australopithecus y similar al de los bonobos y los chimpancés hembra. Su cara mostraba un hocico prominente, lo que le confería una apariencia similar a los simios. Algunas características de su cráneo, como el promontorio sobre el entrecejo, son bastante diferentes a las de los chimpancés.
Hasta ahora, los investigadores habían asumido que chimpancés, gorilas y otros simios africanos modernos habían retenido muchas de las características del último antepasado que compartieron con los humanos, es decir, que este ancestro era mucho más parecido a los simios que a los humanos. Por ejemplo, se habría adaptado a balancearse y colgarse de las ramas de los árboles y quizás caminaba sobre sus nudillos cuando estaba en el suelo. Sin embargo, el Ardipithecus desafía estas teorías. Según sus descubridores, Ardi vivía en un ambiente boscoso, húmedo y más frío de lo que es en la actualidad y existían claros y bosques tapizados por prados. Subía a cuatro patas a las ramas de los árboles, como algunos primates del Mioceno, y caminaba erguida sobre las dos piernas cuando se encontraba en el suelo. No parece que anduviera con los nudillos en el suelo o que pasara mucho tiempo balanceándose y colgándose de las ramas, como hacen los chimpancés. Por otra parte, todo apunta a que el Ardipithecus pudo también correr pero probablemente con menos velocidad y eficacia que los humanos.
El análisis del esmalte dental indica que Ardi y su linaje tenían una dieta omnívora relativamente diversa, que incluía frutas y otros alimentos del bosque como nueces y hojas. Los investigadores también concluyen que las manos de este ancestro de los seres humanos eran ya relativamente ágiles, y que sólo requerían un alargamiento de los pulgares y un acortamiento de los dedos para utilizar y producir herramientas.
Fuente:
Muy Interesante