‘Soy la voz de los chimpancés’
La zoóloga británica está de visita en Costa Rica para conocer los avances en el país de su proyecto juvenil “Raíces y retoños”, una iniciativa que compromete a niños y adolescentes, con el fin de realizar acciones para ayudar a resolver problemas ambientales y sociales en su comunidad. Goodall permanecerá esta semana aquí para conocer el país.
Por Alejandra Vargas
Jane Goodall es una mujer enamorada de los animales y nos ha hecho comprender que los seres humanos no estamos evolutivamente tan alejados de ellos, como alguna vez se creyó.
Cuando tenía apenas cuatro años de edad, Goodall descubrió su fascinación por la vida al observar cómo una gallina ponía un huevo.
A los 11, dijo que quería marchar a África y, 15 años después, con 26 de edad, lo logró y se despidió de su natal Inglaterra para irse a convivir con una comunidad de chimpancés.
Su mentor, el paleontólogo Martin Linsky, buscaba explicaciones de los antepasados humanos y pensó que los chimpancés podrían darnos alguna pista. No se equivocó.
Goodall vivió 20 años en la selva de Tanzania, alejada de cualquier comodidad y arriesgando su vida. Masticó hojas, durmió a la intemperie y hasta se dejó desparasitar por un primate.
Con los años, aprendió cómo decir “hola”, “gracias” o “adiós” a un chimpancé y, luego, se convirtió en la voz de estos animales.
Ahora, 45 años después, Goodall viaja 300 días al año llevando un mensaje de esperanza y apuesta firmemente a la compasión para mejorar el mundo. Esto y más le dijo a La Nación en una entrevista el viernes pasado.
A continuación, un extracto de esa conversación:
¿Hay algo que aún la sorprenda de los chimpancés?
Los chimpancés siempre me sorprenden. Sin embargo, tengo que admitir que el gran shock para mí sucedió hace ya algún tiempo, en el inicio de los años 70, cuando descubrí cuán agresivos pueden ser estos animales y cómo pueden establecer un tipo de guerras primitivas brutales entre clanes o por disputas territoriales. Son realmente aterradores cuando luchan.“Recientemente, la decodificación de la secuencia del ADN de los chimpancés me volvió a sorprender porque me hizo comprender que somos más cercanos de lo que creíamos: solo nos diferencia un 1%. No recuerdo nada más dramático en este tema en los últimos años”.
Hace 45 años, cuando usted descubrió que los chimpancés eran capaces de fabricar herramientas, su mentor le dijo que había que replantearse la definición de seres humanos o considerar a estos animales como humanos. Tras una vida de estudio, ¿qué opina hoy de esas palabras?
Los chimpancés son seres altamente evolucionados, sensibles y capaces de realizar cualquier tipo de actividad mental que hasta hace poco se consideraba exclusiva de los humanos. La única frontera que nos separa de ellos es nuestra capacidad para hablar y comunicarnos. “Sin embargo, en mi opinión, el hecho de saber que ellos son tan similares a nosotros es menos importante que el saber que ellos tienen realmente sentimientos y emociones, y que son capaces de pensar anticipadamente en las cosas que están por suceder. “Cuando ven una jaula y a una persona con un arma vestida de cierta manera, ellos saben exactamente qué es lo que va a ocurrir. Estos animales pueden sufrir tanto emocionalmente como físicamente, igual que nosotros. Comprender que ellos tienen emociones, que ríen, coquetean o se enojan es entender que están muy cerca de nuestra naturaleza humana. “Eso es importante porque, si uno piensa en estos términos, es mucho más sencillo para todos aprender a tener más compasión por estos animales y los demás seres vivos. Sabiendo que ellos piensan y sienten es más fácil sentir la necesidad de tratarlos con respeto”.
Existe una iniciativa llamada Gran Proyecto Simio que usted apoya y que trata de otorgar derechos humanos a los chimpancés. ¿Eso no es ir demasiado lejos?
Como decía, los grandes primates (chimpancés, orangutanes y gorilas) son muy similares a los humanos: son seres vivos sensibles y emocionalmente desarrollados. “El llamado Gran Proyecto Simio busca la promoción moral y la protección jurídica de tres derechos fundamentales para ellos: el derecho a la vida, a su libertad individual y la prohibición de la tortura. “El Gran Proyecto Simio exige que se salve a los grandes simios de la extinción, del tráfico de especies, de la cautividad en circos, zoológicos y laboratorios clínicos. La idea es extender el ideal de igualdad moral, de libertad o de prohibición de la tortura vigente ahora para los seres humanos hacia los otros grandes simios, con quienes compartimos un parentesco evolutivo. “Debo aclarar que no es un proyecto mío, sino uno en el que yo contribuyo. Es un proyecto que está en proceso y va caminando”.
Usted conoce su lenguaje y puede imitar los sonidos de estos animales para decir “hola”, “gracias” o para coquetear. ¿Se considera la voz de los chimpancés?
Sí, así lo siento y creo que en esto me he convertido: en la voz de los chimpancés en el mundo. Me siento también como la voz del ambiente de los bosques, árboles y plantas, en cierto modo. Me he convertido en la voz de la biodiversidad y a eso me dedico 300 días al año, al llevar este mensaje a todos los lugares que puedo, y al despertar la esperanza y las ganas de actuar en aquellos que se sienten deprimidos porque ven que el mundo tiene muchos problemas que parecen irreversibles”.
Si los chimpancés pudieran hablarnos, ¿qué cree que nos dirían?
Ellos tienen un gran intelecto y creo que nos harían muchísimas preguntas. Creo que nos preguntarían: “¿Cómo ustedes, con ese increíble e inteligente cerebro, han sido capaces de enviar un hombre a la Luna, de construir catedrales, de crear música hermosa y de desarrollar tecnologías médicas útiles y libros, pero no cuidan el planeta?”. “Creo que nos cuestionarían: ‘¿Cómo es que, con todo lo que saben, aún continúan destruyendo el único planeta que tenemos como hogar?’. “El reconocido biólogo Edward O. Wilson suele decir que, si todos tuviéramos el estilo de vida de los norteamericanos, necesitaríamos cuatro planetas para que los recursos naturales dieran abasto. Pero no tenemos cuatro planetas, solo tenemos este y lo estamos destruyendo. Creo que eso nos recordarían”.
Si usted pudiera hablarles en su idioma, ¿que les diría?
Les diría que estoy haciendo lo mejor que puedo por ayudarlos. Desde el Instituto Jane Goodall para la Investigación de Vida Silvestre estamos realizando, desde hace 30 años, nuestro mejor esfuerzo para ayudarles. “El movimiento de juventudes Roots and Shoots es también parte de nuestro compromiso por cerrar la brecha que hay entre hombres y naturaleza. “Lo que hacemos es buscar que la gente vea a los ojos a los animales y pueda entender que cada uno de ellos importa tanto como cada uno de nosotros. Yo tengo esperanza en las personas y en la contribución que cada uno puede hacer cada día, si así lo desea.
Tomado de:
Nación.com
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