Hallan fósiles de un simio que retrasa la separación entre humanos y gorilas.
El hallazgo altera el esquema de la evolución de los primates.
MADRID.- El descubrimiento, en Etiopía, de los fósiles de un primate que vivió hace entre 10 y 10,5 millones de años, ha revelado que la división entre la rama evolutiva de los seres humanos y la de los gorilas es muy anterior a lo que se pensaba y a lo que han señalado los estudios moleculares del ADN de ambas especies.
Un equipo de paleontólogos de la Universidad de Tokio y el Ministerio de Cultura etíope ha hallado, en el último año, un canino y nueve muelas de una especie desconocida de simio prehistórico al que han bautizado con el nombre de Chororapithecus abyssinicus, por el nombre del yacimiento Chorora, en la región de Afar, donde se localizó. Por las fechas en las que se han datado los dientes, podría ser el primate más antiguo encontrado hasta ahora que está relacionado con los grandes simios africanos. Los investigadores creen que las piezas corresponden al menos a seis ejemplares de esta desconocida especie, que es muy similar a los gorilas actuales. Es más, se cree que podría ser un antepasado de esta especie, hoy en peligro de extinción en el centro de África.
El japonés Gen Suwa, que ha dirigido la investigación, publicada en Nature, destaca en un comunicado que estos restos echan por tierra la hipótesis de que los primeros primates aparecieron en Eurasia. También retrasan de ocho a más de 13 millones de años el momento de la separación de la rama que llevó al Homo sapiens y la de los gorilas. "De hecho, si el linaje del orangután estuvo presente en África antes de la primera migración hacia Eurasia de primates, entonces la fractura con esta otra especie se produjo hace 20 millones de años", argumenta Suwa. Posteriormente, hace seis millones de años, nos separamos del chimpancé.
"Cuando en marzo vi el primer molar, fue una gran sorpresa. Esperaba ver un antepasado de un pequeño homínido, pero fue feliz tener delante este proto-gorila", señala el etíope Yonas Beyene.
Los dientes muestran que la dieta de estos primates se componía de alimentos fibrosos, como los de gorilas a los que tanto se parecen. El entorno en el que vivían, hoy semi-desértico, eran valles boscosos con ríos que fluían hacia un lago.
Fuentes.
El Mundo
El País