Los buñuelos recubiertos de azúcar, conocidos como "bolas de fraile", y los conos de hojaldre rellenos de dulce de leche, llamados "cañoncitos", son solo dos ejemplos de los nombres raros que tienen las llamadas "facturas" (pasteles) en Argentina.
También hay "bombas" -algo similar a un profiterol- y "libritos" -una masa plegada de manera tal que parece un texto de lectura-.
Pero mientras que los pasteles son definitivamente dulces, el origen de sus nombres es más siniestro: a finales del 1800 un sindicato de pasteleros anarquistas usó sus creaciones para hacer propaganda.
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