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17 de febrero de 2019

Por qué no es bueno ser demasiado modesto

La peruana Gladys Tejeda, con la cabeza erguida y lpos brazos en alto, en clara señal de orgullo.

El orgullo es la perdición de muchos héroes clásicos.

Fritzwilliam Darcy, uno de los dos personajes principales de la novela de Jane Austen "Orgullo y prejuicio", tiene que dejar ir el suyo para poder ganarse el amor de Elizabeth Bennet.

Dante lo incluyó como uno de los siete pecados capitales. Y, como el famoso verso de los Proverbios (a menudo mal citado) nos avisa: "Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu".

No hay duda sobre esto: constantemente se nos dice que el orgullo cuanto menos nos hace antipáticos y, yendo más lejos, nos puede destruir.

Pero es posible que el orgullo no se merezca completamente la reputación de fuerza destructiva. Hay nuevas pruebas de que esta emoción tiene una función evolutiva y que juega un papel importante en cómo nos relacionamos con el mundo.

Una emoción global

Las muestras de orgullo ocurren en todas las culturas y edades, incluso en los más pequeños. El orgullo viene además con su propia pose, ampliamente reconocible: una postura erguida, brazos extendidos y la cabeza alta.

En sus investigaciones, Jessica Tracy, profesora de Psicología en la Universidad de Columbia Británica (Canadá) y autora del libro "Orgullo: el secreto del éxito", constató que esta postura la adoptan incluso personas que son ciegas de nacimiento.

Esto sugiere que el orgullo es parte de nuestra construcción evolutiva más que algo aprendido socialmente.

Los beneficios del orgullo

Según un nuevo estudio, cuando esperamos sentir orgullo por algo, es porque el orgullo evolucionó para ofrecernos -a nosotros y a la gente de nuestro alrededor- beneficios sociales.

Leda Cosmides, profesora de Psicología Evolutiva en la Universidad de California en Santa Bárbara (Estados Unidos), explica que en las sociedades cazadoras-recolectoras de los primeros humanos era esencial convencer a los demás de que tu bienestar era importante.

El trabajo que Cosmides desarrolló con otros investigadores sugiere que el orgullo que sentimos cuando abordamos una tarea difícil o fomentamos una cualidad particular es un poderoso motivador evolutivo.

"Si vas a invertir tiempo en cultivar un talento específico, será mejor que desarrolles talentos o habilidades que otras personas valoren", señala.

Y una forma de demostrar que tienes un talento que merece la pena es mostrar tu propio orgullo de tenerlo.

Una exhibición de orgullo "promociona tus éxitos", apunta Daniel Sznycer, profesor de Psicología en la Universidad de Montreal (Canadá) y principal autor del estudio. "Si no, no sabré cuáles son tus éxitos y no sabré cuánto debo valorarte".

El artículo completo en: BBC Mundo

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