Hace 33 años empezó su historia en el Parque Nacional del Manu. Luis Wilfredo Huanca Quisverde ingresó como guardaparque de esta zona reservada de la Amazonía peruana a los 23 años, cuando apenas había salido del servicio militar. En esa época, dice, era un requisito ser licenciado del Ejército para postular a ese puesto, pues los enfrentamientos con madereros y cazadores ilegales eran constantes.
Ahora, es un experto recorriendo el Manu. Conoce todos sus pisos ecológicos, ha visto a muchos de sus animales, se ha enfrentado con la ilegalidad, ha convencido a decenas de personas sobre la importancia de cuidar la biodiversidad y hasta se ha encontrado, frente a frente, con un oso andino.
Su experiencia le ha valido ser reconocido con el Premio Carlos Ponce del Prado en la categoría Guardaparque Ilustre. Un premio que se une a otros tres galardones que ha recibido a lo largo de su carrera. Para él, los reconocimientos significan un compromiso para seguir en su camino de trabajar por la conservación de la naturaleza, pero también, es un honor que dedica a todos sus compañeros de trabajo, los guardaparques del Perú.
En esta entrevista con Mongabay Latam habla de sus inicios como guardián del Manu, de su convivencia con la naturaleza, de su familia y de su compromiso con la conservación de la biodiversidad.
¿Cómo llega a ser guardaparque del Parque Nacional del Manu?
Yo soy de Yaurisque, un pueblo en la provincia de Paruro, departamento del Cusco. Ahí estudié primaria, pero no había secundaria en mi pueblo, por eso me fui a la ciudad de Cusco y cuando terminé el colegio me presenté al Ejército. Al salir del servicio militar se presentó una convocatoria para guardaparque en el Manu y un requisito era ser licenciado de las Fuerzas Armadas. Así empecé mi carrera y me quedé hasta ahora.
¿Por qué era requisito tener preparación militar?El primer requisito era ser licenciado del Ejército peruano porque había conflictos con cazadores y con madereros. Entonces, necesitaban personas que pudiesen defender el parque y un militar licenciado tenía más carácter y era más fuerte para enfrentarse con ellos, que estaban armados. En el parque también teníamos armas y para los licenciados del Ejército era más sencillo manejarlas.
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