El trabajo de Jonas Salk y
de Albert Sabin es, a día de hoy, uno de los más importantes en
medicina, ya que consiguieron con sus vacunas respectivas, erradicar en
buena parte del mundo la poliomielitis, una enfermedad altamente
contagiosa.
La poliomielitis (más conocida como 'polio' en su versión abreviada) es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente al sistema nervioso. Producida por un poliovirus, está caracterizada en una de sus formas por producir dolor muscular, atrofia y parálisis flácida. En la lucha contra esta enfermedad, hoy os traemos las razones por las que un famoso investigador, Jonas Salk, rechazó patentar vacuna contra polio.
El virus que produce la poliomielitis se puede contagiar por contacto directo de persona a persona, a través de mocos o flemas, y también se puede realizar la transmisión vía fecal. El poliovirus se introduce a través de nuestra boca o de la nariz, para multiplicarse en la garganta y finalmente, ser absorbido a través del tubo digestivo, y diseminarse en el organismo utilizando el sistema linfático y el torrente sanguíneo.
Sin embargo, abordar esta enfermedad no ha sido tarea fácil. En realidad el virus causante de la poliomielitis presenta tres serotipos diferentes, y su gran capacidad de contagio hacía necesario contar con una herramienta para prevenir la infección. Esta herramienta no era otra que ser capaces de desarrollar una vacuna contra la poliomielitis, que ayudaría a erradicar esta enfermedad de las regiones más afectadas.
Existen dos diferencias clave en la conocida como vacuna de Salk y la denominada vacuna de Sabin. En primer lugar, el tipo de virus empleado en cada una es distinto. Y por otra parte, la vía de administración de ambas vacunas también es diferente, por lo que la inmunización de las personas vacunadas tampoco sería la misma.
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La poliomielitis (más conocida como 'polio' en su versión abreviada) es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente al sistema nervioso. Producida por un poliovirus, está caracterizada en una de sus formas por producir dolor muscular, atrofia y parálisis flácida. En la lucha contra esta enfermedad, hoy os traemos las razones por las que un famoso investigador, Jonas Salk, rechazó patentar vacuna contra polio.
El virus que produce la poliomielitis se puede contagiar por contacto directo de persona a persona, a través de mocos o flemas, y también se puede realizar la transmisión vía fecal. El poliovirus se introduce a través de nuestra boca o de la nariz, para multiplicarse en la garganta y finalmente, ser absorbido a través del tubo digestivo, y diseminarse en el organismo utilizando el sistema linfático y el torrente sanguíneo.
Sin embargo, abordar esta enfermedad no ha sido tarea fácil. En realidad el virus causante de la poliomielitis presenta tres serotipos diferentes, y su gran capacidad de contagio hacía necesario contar con una herramienta para prevenir la infección. Esta herramienta no era otra que ser capaces de desarrollar una vacuna contra la poliomielitis, que ayudaría a erradicar esta enfermedad de las regiones más afectadas.
Salk vs Sabin: Las dos vacunas contra la polio
Hablar de la vacuna frente a la poliomielitis supone contar la historia de dos investigadores, Jonas Salk y Albert Sabin, que trabajaron a contrarreloj para dar con una estrategia preventiva frente a la peligrosa enfermedad. Aunque los primeros intentos por fabricar una vacuna datan de los años treinta, lo cierto es que no sería hasta dos décadas después cuando se obtendrían los primeros resultados eficaces.Existen dos diferencias clave en la conocida como vacuna de Salk y la denominada vacuna de Sabin. En primer lugar, el tipo de virus empleado en cada una es distinto. Y por otra parte, la vía de administración de ambas vacunas también es diferente, por lo que la inmunización de las personas vacunadas tampoco sería la misma.
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