Para los bebés, receptores constantes de una gran cantidad de estímulos externos, toda experiencia es nueva, ninguna se parece a otra, y para asumirla necesitan organizar y guardar toda esa información en su memoria a largo plazo. Una investigación nueva señala que para ello es crucial dormir lo suficiente y dormir bien.
Siempre
se ha dicho que mientras dormimos nuestro cerebro aprende. Absorbe
conocimiento. Y parece que este hecho no hace distinción de edad y que
los más pequeños, con tan solo seis u ocho meses, pueden llegar a
discernir la relación entre un significado y la palabra asociada. Una
habilidad que hasta ahora se había vinculado con niños más mayores y con
los adultos, según ha concluido un estudio elaborado en el Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences (MPI CBS) en Leipzig (Alemania)
¿Cómo lo descubrieron?
Los científicos investigaron esta relación introduciendo a bebés de seis
a ocho meses elementos fantásticos a los que llamaron como Bofel o Zuser,
sin sentido aparente. Objetos que eran diferentes en forma o color,
pero cuyo nombre era el mismo. La elección de elementos fantásticos
suponía que los jóvenes participantes carecían de conocimiento previo
sobre los términos.
“Por la reacción del cerebro de los bebés estaba claro que los pequeños
eran incapaces de relacionar los nuevos objetos en una misma categoría
con el mismo nombre. Esto significa que no reconocían el nuevo Bofel, dentro de la categoría Bofel”,
explican. “Para ellos cada pareja de nuevos objetos -palabras- era
desconocida y única, por lo que eran incapaces de crear relaciones entre
ellas”, agregan los autores.
El artículo completo en: