Durante el sitio de Leningrado ntre 600.000 y 1.200.000 de personas murieron por las balas, el
hambre, el frío y la oscuridad en uno de las peores batallas de la
segunda guerra mundial. Entre ellos, doce botánicos soviéticos que murieron de hambre mientras defendían toneladas de frutas, raíces y granos: el mayor banco de semillas del mundo.
Si tenemos que buscar otra escena clave para esta historia, tenemos que irnos a finales de verano de 1941. Es mucho menos dramática: Abraham Kameraz y Olga Voskresenskaia cosechan patatas a toda velocidad.
En aquellos días, la Estación Experimental Pavlovsk tenía aproximadamente 6.000 variedades de patatas. Y en cuestión de días, la Guerra estaba a punto de llegar a aquel pequeño pueblo a 45 kilómetros de Leningrado.
Cuando comenzó el sitio de Leningrado, las autoridades soviéticas
evacuaron las obras de arte del Hermitage, pero no evacuaron las
semillas, raíces y frutas de Pavlovsk. Así que los científicos de la
estación recogieron todas los tubérculos, frutos y semillas que pudieron y las almacenaron en un sótano cerca de Leningrado.
El invierno de 1941-42 fue especialmente duro. No
solo meteorológicamente hablando, sino que, con todos los accesos a la
ciudad cortados, ni la comida, ni el carbón, ni los medicamentos podían
llegar a Leningrado. Y las bombas no paraban de caer.
Sin comida, cualquier cosa se convertía en alimento: perros, gatos, ratas o palomas. Según Michael Jones, en enero el canibalismo invadió la ciudad. 1.400 personas fueron arrestadas por este delito y más de 300 fueron ejecutadas.
Lo sabían muy pocas personas, pero en los sótanos de la plaza de San Isaac se guardaban más de 187.000 variedades de frutas y vegetales.
Allí, en armarios y cajas hay más de mil tipos de fresas, 900 tipos de
grosellas, 600 tipos de manzanas, cientos cerezas, ciruelas, frambuesas y
muchas otras frutas y tubérculos.
La estación de Pavlovsk parecía maldita y abocada a
su desaparición. Poco más de un año antes, su director y fundador
Nicolai Vavilov, uno de los genetistas y botánicos más importantes de la
primera mitad del siglo XX, había sido mandado a la cárcel de Saratov.
Allí moriría, también de hambre, un par de años después.
¿Su delito? Creer que la genética era cierta.
Vavilov era una leyenda, había recorrido medio mundo y había entendido
como nadie la importancia de la diversidad y la hibridación para la
agricultura. En 1926, el mismo año en que fundó la estación experimental
de Pavlovsk, recibió el premio Lenin, el "nobel" de la Unión Soviética.
Pero a finales de los años 30, Lysenko llegó al poder. Lysenko defendía una biología a medio camino entre el lamarkismo y el diamat.
Entre 1934 y 1940, la camarilla lysenkoista con el apoyo de Stalin
purgó toda la biología soviética. Vavilov era, en aquel momento,
presidente de la Academia de Agricultura.
Pero el trabajo que realizó antes de su muerte, es francamente prodigioso. Y allí, protegiendo su trabajo, doce personas se dejaron consumir hasta la muerte.
El encargado de las especies de arroz murió de hambre rodeado de sacos
de arroz y Kamerz y Voskrensenskaia murieron protegiendo sus patatas.
¿Y pór qué se dejaron morir de hambre?, ¿estaban locos?
Supongo que esa es la pregunta que todos nos hacemos. De hecho, fue la pregunta que Cary Fowler realizó en 1985
mientras visitaba la estación experimental. Y allí mismo, una
estudiante de Vavilov ya anciana le explicó que los investigadores
comprendían que esas colecciones eran esenciales para restablecer la agricultura después de la guerra.
El sitio de Leningrado se demoró 872 días, pero la guerra fueron seis
larguísimos años donde las tierras, las semillas y las prácticas
tradicionales quedaron pulverizados. Sin esas semillas, la posguerra
hubiera sido terriblemente más dura. Aunque a veces las ecuaciones no
nos dejan ver el bosque, ese es el verdadero objetivo de la ciencia. Y para recordarlo, nunca está de más acordarnos de los héroes de Pavlovsk.
Fuente:
Xakata Ciencia