Se trata de la primera evidencia experimental fiable válida tanto para Júpiter como Saturno.
Mediante uno de los láseres más potentes del mundo, el láser OMEGA
-se trata de un láser ultra intenso- del Laboratorio de Lásers
Energéticos de la Universidad de Rochester en Nueva York (EE.UU.), un
equipo de físicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LLNL) en
Livermore, California (EE.UU.) ha logrado la primera evidencia experimental de “lluvia” de helio en el planeta Saturno, un fenómeno en el que una mezcla de hidrógeno líquido y helio separa las gotitas de helio en la atmósfera del planeta como si se tratara de la mezcla del aceite y el agua.
Los científicos llevan teorizando acerca de la lluvia de helio en el planeta Saturno desde mediados de los 70,
pero hasta ahora las evidencias experimentales habían fallado. “Es una
sorpresa que esto ocurra en un régimen tan amplio de tales temperaturas y
densidades. Algo estaba sucediendo con la conductividad”, explica
Gilbert Collins, físico de materia extrema en el LLNL y líder del
trabajo.
Para la temperatura con la que cuenta Saturno, el planeta es un 50% más brillante de lo que debería.
Una forma de explicar este brillo extra sería mediante el
comportamiento de su envoltura masiva de gases de hidrógeno y de helio.
Debido a que las temperaturas y las presiones se elevan en el interior
del planeta, estos gases se convierten en estado líquido y a niveles aún
mucho más profundos, el hidrógeno ya
líquido se convierte en un material eléctricamente conductor o metálico,
mientras que el helio permanece mezclado.
Sin embargo, cuando las condiciones atmosféricas superan cierto umbral de presiones y temperaturas, el helio líquido cae de esta mezcla en forma de lluvia.
Así, según esta teoría, las gotitas de helio líquido formarían una
especie de lluvia que desataría la energía potencial gravitatoria
haciendo al sexto planeta del Sistema Solar, ser más luminoso de lo que
debería.
Para llegar a estos resultados, que evidenciaron que este suceso también podría encontrarse en Júpiter, los científicos necesitaron cerca de 5 años y 300 disparos de láser
para esbozar esta transición de fase con temperaturas entre los 3.000 y
los 20.000 º kelvin y presiones entre 30 y 300 gigapascales.
Las conclusiones, que para todos han sido “inesperadas y emocionantes”, aparecen en la revista Science y fueron presentadas en la reunión de la Unión Geofísica Americana en San Francisco, California.
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