Estructuras de piedra del Neolítico descubiertas en las Islas Orcadas (Escocia).
"Los arqueólogos no podemos reservar nuestros hallazgos como si fueran tesoros", advierte Nick Card, el intrépido arqueólogo del Ness of Brodgar, las excavaciones que han reabierto la historia del neolítico y que han convocado la atención del medio mundo ante lo que ya se conoce como el "Stonehenge" escocés.
A menos de un kilómetro del Anillo de Brodgar, en las islas Orcadas, las excavaciones están abiertas al público, que puede asomarse desde una plataforma al deslumbrante pasado que desentierran pacientemente decenas de voluntarios durante seis semanas todos los veranos (las inclemencias del tiempo lo impiden durante el resto del año).
Los apacibles habitantes de las Orcadas (20.000, según el último recuento) se refieren a ellas como "las piedras", con toda la naturalidad del mundo. Al fin y al cabo llevan ahí unos 5.000 años, clavadas entre el lago Stenness y el lago Harray, soportando milagrosamente los vientos de estas 70 islas desprendidas de la punta de Escocia.
Nadie pone en duda que las Orcadas, con más de 3.000 vestigios identificados hasta la fecha, fueron el epicentro norte del Neolítico británico. Lo que parece cada vez más claro es que ésta fue precisamente la cuna de las ideas y las innovaciones que luego se propagaron hacia el sur: desde los famosos círculos megalíticos hasta la cerámica acanalada, por no hablar del novedoso hábito de pintar con pigmentos rojos y amarillos las paredes.
Hasta ahora, las Orcadas rivalizaban con Stonehenge con sus cuatro monumentos considerados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: las Piedras de Stenness, el Anillo de Brodgar, la sepultura de Maeshowe y el pueblo neolítico de Skara Brae. En los últimos años ha emergido este otro "descubrimiento" que amenaza con ensombrecer a sus parientes cercanos y lejanos: los templos del Ness of Brodgar.
Las claves de la vida del neolítico
"Lo que estamos viendo no es más que el 10% de un inmenso complejo que ocupa lo que cinco campos de fútbol", advierte Nick Card, el director de la excavación, mientras muestra a los visitantes (aprovechando la pausa del "lunch") los restos de 14 edificaciones, protegidas por dos paredes gigantescas de 100 metros de largo y cuatro de alto. Con la ayuda de magnetómetros y radares, Nick Card y su equipo han llegado a la conclusión de que hay enterradas hasta un centenar de estructuras cuyo propósito último se desconoce, aunque todo parece indicar que se usaron para fines rituales, incluido el sacrificio de animales domésticos."Esto es diferente a Stonehenge", precisa Card. «No estamos ante un conjunto megalítico que salta a la vista, sino ante una intrincada estructura de edificios, de unos 5.000 años de antigüedad, sin parangón en Europa. Aquí están enterradas posiblemente las claves de la vida en el neolítico. Las Piedras de Stenness y el anillo de monolitos que podemos ver desde aquí era probablemente el "anticipo de lo que existía en el Ness de Brodgar, el tesoro que tenemos bajo nuestros pies".
"El lugar fue elegido sin duda a conciencia" , explica Card, que nos invita a subir a la plataforma en lo alto del promontorio, instalada temporalmente para mayor deleite de los turistas de paso. «Estamos en un incomparable anfiteatro natural, desde el que se dominan las dos grandes masas de agua de Mainland (la isla mayor de las Orcadas). Es también un lugar de paso obligado de norte a sur, con un extraordinario poder de convocatoria».
El arqueólogo y director de las excavaciones, Nick Card. | Carlos Fresneda
"¡Saludos desde el Ness de Brogard, la excavación del neolítico más espectacular del mundo!" El historiador de la BBC, Neil Olivier, fascinado por el lugar, ha contribuido a alimentar la fiebre del Stonehenge escocés, distinguido por la revista Current Archaeology como "el lugar que revolucionará el modo en el que pensamos sobre el Neolítico".
Fuente:
El Mundo Ciencia