A Pío XII se le acusó de no hacer algo más contra la
barbarie nazi sufrida por los judíos y, además, de ser tan
anticomunista como los fascistas, lo que está claro es que su
anticomunismo se vio acentuado cuando terminó la guerra y hubo
posibilidades de que ganasen en las elecciones parlamentarias de Italia.
Pío XII declaró que cualquier italiano católico que apoyara a los
candidatos comunistas en las elecciones generales italianas del 1948
sería excomulgado e instó a que se apoyase al Partido Demócrata
Cristiano de Alcide de Gasperi que, a la postre, resultaría ganador.
Además, al año siguiente autorizó a la Congregación para la Doctrina de
la Fe a excomulgar a cualquier católico que militara o apoyara al
Partido Comunista. Su acercamiento a la otra potencia, EEUU, era
evidente y para ello se sirvió de Francis J. Spellman, arzobispo de Nueva York y amigo personal del Papa.
Así estaban las cosas…
En 1952, en plena Guerra Fría, se celebró el XXXV Congreso Eucarístico Internacional en Barcelona donde,
según crónicas de la época, se congregaron casi un tercio del Sacro
Colegio Cardenalicio, más de doscientos cincuenta obispos de todo el
mundo, quince mil sacerdotes y dos millones de fieles. En este Congreso
es donde el arzobispo Spellman soltó aquello de…
No hay en la hora mundial actual otra elección: o comunión, o comunismo.
En una de las multitudinarias misas que allí se celebraron se llegó a dar la comunión a 500.000 fieles… y de aquí nació llamarle la Olimpiada de la Hostia.
XXXV Congreso Eucarístico internacional de Barcelona
Tomado de:
Historias de la Historia