Cuando se reduce el flujo de la sangre, los músculos, nervios y otros tejidos dejan de recibir oxígeno y nutrientes. En cuanto los nervios se ven afectados, sentimos esa sensación de entumecimiento o ardor que a veces nos despierta.
Si intentamos movernos en ese momento, el brazo se siente pesado. Esto se debe a que los músculos se debilitan por la falta de sangre. Así que incluso haciendo un gran esfuerzo, el brazo no se puede mover con normalidad.
Si siente que el entumecimiento persiste, puede deberse a una lesión o enfermedad y es recomendable consultárselo a un médico.
Fuente:
BBC Ciencia