Esta semana se cumplieron 70
años de la ejecución de tres estudiantes alemanes en Múnich por liderar
un movimiento de resistencia contra Adolf Hitler. Desde entonces, los
miembros del grupo conocido como la Rosa Blanca se han convertido en
héroes nacionales en Alemania, Lilo Furst-Ramdohr era una de ellos.
"Todavía puedo ver a Alex cuando me hablaba del grupo", dice Furst-Ramdohr, ahora una vivaz mujer de 99 años. "Nunca utilizó la palabra 'resistencia', sólo dijo que la guerra era terrible, con las batallas y tanta gente muriendo, y que Hitler era un megalómano y que por tanto tenían que hacer algo".
Schmorell y sus amigos Christoph Probst y Hans Scholl habían comenzado a escribir folletos en los que animaban a los alemanes a unirse en la resistencia frente al régimen nazi.
Con la ayuda de un pequeño grupo de colaboradores, distribuyeron los panfletos en direcciones postales seleccionadas al azar del directorio telefónico.
Furst-Ramdohr cuenta que el grupo no podía entender cómo el pueblo alemán había sido tan fácilmente conducido a apoyar al partido Nazi y su ideología.
"Dos hombres de la Gestapo vinieron al apartamento y lo pusieron todo patas arriba. Revisaron mis cartas, y entonces uno de ellos dijo: 'Me temo que tendrá que acompañarnos'"
Liselotte Furst-Ramdohr
"Debieron darse cuenta de lo mal que estaban las cosas, era ridículo", dice.
La Rosa Blanca distribuyó personalmente los folletos que correspondían a las direcciones de la zona de Múnich y los envió a otras ciudades a través de mensajeros de confianza.
Furst-Ramdohr nunca repartió los folletos ella misma pero los escondió en un armario para escobas en su apartamento.
También en su vivienda ayudó a Schmorell a hacer plantillas en las que se leía "¡Abajo Hitler!, y en las noches del 8 y 15 de febrero de 1943, la Rosa Blanca pintó grafitis con el mismo eslogan en paredes de todo Múnich.
Furst-Ramdohr evoca a los activistas, que arriesgaban sus vidas por sus ideas, como jóvenes e ingenuos.
Uno de los más conocidos miembros del grupo es la hermana más pequeña de Hans Scholl, Sophie, cuya historia fue posteriormente el tema central de una película nominada a los Oscar, "Sophie Scholl: los días finales". Furst-Ramdohr recuerda que Sophie estaba tan asustada que dormía en la cama de su hermano.
"Hans tenía también mucho miedo, pero querían seguir adelante por Alemania, amaban su país", señala.
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BBC Mundo
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