La vecina galaxia de Andrómeda cuenta con un agujero negro que emite, en ocasiones, más luminosidad de la cabría esperar para su masa.
¿Por qué? De resolver este misterio astronómico se está encargando un
equipo internacional de científicos entre los que se encuentran
investigadores del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC.
Según publican los científicos en la revista Nature, existen fórmulas matemáticas que establecen cuál debe ser la luminosidad máxima de un objeto cósmico en función de su masa
–conocida como la "luminosidad de Eddington"–. Por encima de este
límite, por ejemplo, una estrella normal se descompondría. Para un
agujero negro de masa una decena de veces superior a la del Sol, esta
cifra es de 1x1032 vatios, un millón de veces mayor que la luminosidad
del Sol. Sin embargo, el agujero negro de Andrómeda supera este límite
en algunas ocasiones.
Esto ha llevado identificarlo como una fuente de rayos X ultraluminosa (ULX por sus siglas en inglés). Por lo general, se trata de emisiones intensas de rayos X que proceden de sistemas binarios formados por una estrella y un agujero negro
que orbitan mutuamente entre sí a gran velocidad, y son consecuencia de
las elevadas temperaturas que alcanza el gas de la estrella cuando cae
hacia el agujero negro. Antes de ser engullida, esta materia crea un
disco de acrecimiento alrededor del agujero negro y emite intensamente en rayos X. La luminosidad de este fenómeno depende de la masa del agujero negro,
ya que cuanto más masivo sea, más potente será su campo gravitatorio y
más materia será capaz de absorber, lo que le conferirá una mayor
luminosidad. Dicho de otro modo, la ultraluminosidad del agujero en Andrómeda se debe al enorme banquete de estrellas que devora.
Los resultados obtenidos por esta investigación abren una nueva ventana
de comprensión de los agujeros negros y su evolución en el universo.
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Muy Interesante