Estamos nuevamente ante un falso debate: ¿cómo deben enfrentarse nuestros hijois a la pornografía en Internet?. Y esto no es el problema. El problema radica en la sociedad de libre mercado. Los mercaderes modernos venden DE TODO, y la pornografía es un negocio más pra el neoliberalismo, aquí la moral, las buenas costumbres o la exposición de porno ante niños o personas de diversos credos religiosos es lo que menos importa: simplemente se trata de VENDER porno a cualquier precio.En una sociedad donde los medios de comunicación esten bajo un control estatal no existiría la pornografía, lo que redundaría en la salud mental de nuestros jóvenes y niños. Todos los Estados deberían de prohibir la pornografía. y es más, en una sociedad nueva y justa las mujeres (y los hombres) no se verían en la necesidad de comerciar con sus cuerpos, habría trabajo digno para todos para no caer en la tentación de desnudarse y venderse.
Muchos adolescentes miran
pornografía. Ocurrió en el pasado, sucede en el presente y seguirá
pasando en el futuro. Pero ¿este material les da una visión
distorsionada sobre las relaciones sexuales? ¿Hay algo que se pueda
hacer al respecto?
Para muchos padres, la idea de que sus hijos observan o están expuestos a pornografía en internet es una pesadilla.
Pero con el acceso a la tecnología y la proliferación de teléfonos inteligentes, tabletas u otros dispositivos, son muchos que han decidido mirar hacia al lado y aceptar lo inevitable.
No hay una estadística clara sobre cuántos jóvenes acceden a pornografía en la red, o qué frecuente lo hacen.
En 2011, un estudio impulsado por la Unión Europea reveló que un cuarto de los niños y adolescentes entre 9 y 16 años de edad han visto imágenes sexuales y sólo un 11% lo ha hecho en páginas web.
La cifra aumenta a medida que van creciendo y un tercio de los jóvenes de 16 a 18 años han visto fotos sexuales en sus celulares en la escuela, varias veces al mes.
Objeto de estudio
La Asociación Nacional de Directores de Colegios en Reino Unido está haciendo un llamado para que los niños sean enseñados, "de una forma apropiada a su edad", sobre el impacto de la pornografía como parte del programa de estudios nacional. Así, desde los 10 años, los niños podrán aprender sobre la seguridad en internet y serán prevenidos sobre el contenido, mientras que los adolescentes tendrán una explicación más detallada.
Lo que más preocupa es que los jóvenes conducirán sus vidas personales, y en especial sus vidas sexuales de adultos, de acuerdo a lo que ellos han visto. En otras palabras, que la pornografía no muestra un sexo normal.
Cindy Gallop, una ejecutiva de la industria de la publicidad que se convirtió en una empresaria de la web, creó una página en la que compara el sexo en el "mundo pornográfico" con el "mundo real".
Gallop, quien habló sobre este tema en la conferencia TED en 2009, se refirió a que la "omnipresencia, la libertad de acceso a la pornografía online, combinado con la renuencia de la sociedad de hablar de sexo", ha derivado en que "el porno se ha convertido en la educación sexual por defecto".
Algunos analistas han resaltado como la apariencia y el estilo del mundo de la pornografía se ha popularizado, como sucede con "el estilo brasileño de depilación, que ahora considerado normal por muchos en Estados Unidos y en el Reino Unido".
Un informe del Ministerio del Interior del Reino Unido en 2010 advirtió sobre la lenta, pero constante exposición de los jóvenes a imágenes sexuales, incluyendo pornografía, lo que distorsiona su percepción sobre ellos mismos, alentando a los hombres a ser más machistas y dominantes y a las mujeres a mostrarse más "permisivas y disponibles".
Puntos de vista
Rebecca, de 17 años, dice que la pornografía le cambia las expectativas a los chicos de cómo deben lucir las chicas. "Pelo largo, grandes tetas, culo grande. Si yo tuviera el pelo corto, los chicos preguntarían ¿por qué el pelo corto? Deberías dejarlo crecer".
"Pensé que había algo malo en mí por no disfrutarlo", dice ella.
Una encuesta de personas entre 16-24 años de edad, llevada a cabo por la Universidad de Plymouth y el Centro por un Internet más Seguro en el Reino Unido encontró que uno de cada tres admitió que la pornografía había afectado sus relaciones.
Pero encontrar una prueba concluyente sobre el cambio que produce en el comportamiento sexual entre los adolescentes es difícil de conseguir.
Por el momento, la enseñanza sobre el sexo y las relaciones no es obligatoria en Inglaterra, a diferencia de otras partes del Reino Unido, aunque forma parte del programa de estudios nacional.
Las escuelas secundarias dan clases de biología, pero depende de cada una de ellas como imparten la parte del sexo y los padres tienen el derecho de retirar a sus hijos de cualquier educación sexual.
Hodge Leonie, de la organización de caridad Family Lives, ha enseñado a más de 7.000 estudiantes sobre el tema. Leonie es una firme creyente de que los niños tienen que aprender la diferencia entre la pornografía y la realidad y que ya no es pertinente hablar nada más de "cómo se hace un bebé".
"Los adolescentes son bombardeados con pornografía desde una edad temprana y no pueden escapar de ella. Es condescendiente pretender que ellos no puede hacer frente a las clases porque claro que pueden."
Sin embargo, la Unión Nacional de Profesores considera que las clases sobre pornografía es un paso demasiado grande y que sólo se debe hablar si el estudiante lo pide.
Pero, además de enseñar a los niños sobre el impacto de la pornografía, Gallop piensa que también que los padres deben tener un diálogo más abierto con sus hijos.
"La clave es no avergonzarse o decir algo así como 'las chicas buenas no hacen eso', y no importa si el niño no quiere escuchar, lo crucial es mantener la línea de comunicación abierta", dice ella.
Siobhan Freegard, co-fundadora de Netmums, una página dedica al cuidado de los hijos, dice que el tema de la pornografía en internet aparece regularmente en los foros, y hay una creencia generalizada entre las madres que proteger a sus hijos de ella, o educarlos al respecto, es responsabilidad de los padres.
"Puede ser un campo minado ya que muchos no saben qué hacer ni qué decir. Por ejemplo, una madre soltera tal vez tenga problemas con hijos adolescentes, mientras un padre soltero no sabría cómo abordar el tema con su hija. En hogares muy tradicionales podría, sencillamente, no hablarse del tema".
"La solución ideal sería que las escuelas y los padres para trabajen juntos", es su conclusión.
Fuente:
BBC Ciencia
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