Hay dos teorías principales que explican este fenómeno.
Una sostiene que el recuerdo de la palabra está ahí, pero no es lo suficientemente fuerte como para que podamos acceder a él.
La otra, dice que la memoria de la persona tiene
una serie de claves genuinas para recordar la palabra pero no puede
ponerlas todas juntas.
Las preguntas de índole emocional aumentan las
posibilidades de que esto ocurra y, por lo general, la respuesta nos
viene a la mente un rato después o varias horas más tarde.
Fuente:
Contenido relacionado