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27 de septiembre de 2012

Los Supersónicos: 50 años de optimista retrofuturismo


El 23 de septiembre se cumplieron 50 años del estreno de ‘Los Supersónicos’, la serie de Hanna-Barbera que describía la vida en un hipotético siglo 21. En principio, no parecía más que un remake de ‘Los Picapiedra’, sustituyendo los chistes de dinosaurios por extraños cachivaches futuristas. Pero hoy día, es recibido por estudiosos de la cultura pop y amantes del retrofuturismo como una de las series de animación más importantes del siglo XX.

Su legado cultural es innegable: el título de la serie se ha convertido en sinónimo de invenciones imposibles, trascendiendo su propia condición de mero producto de entretenimiento para convertirse en un icono cultural. El “parece salido de los Supersónicos” es una expresión habitual en medios de comunicación de todo el mundo, recordando constantemente a la familia de George Jetson. No esta mal para una serie que se canceló en su primera temporada. 


Los Supersónicos, a pesar de su ambientación futurista, supone una de las mejores cápsulas del tiempo que podemos encontrar sobre la sociedad americana de principios de los 60, su cultura y sus esperanzas. Años de postguerra, con una economía americana floreciente y un Vietnam que aún quedaba muy lejos. Años pues, de abundancia y optimismo en el futuro.

La familia liderada por George no es sino la consabida “familia nuclear” de la época. Un padre trabajador, con esposa, dos niños y un perro. Con una mujer que no necesita trabajar, porque con el sueldo del padre les basta y sobra para vivir, con una vivienda en las afueras y sin ningún vecino negro o perteneciente a minoría alguna: incluso los sirvientes eran robots. El mundo del mañana sería, básicamente, como el ideal del mundo de los 60 para el americano medio.



Un universo, además, lejos de tensiones políticas. Aunque la carrera espacial estaba en pleno apogeo y los rusos daban mucha guerra a la NASA, nada de esto aparecía en la serie. Los personajes vivían sumidos una especie de capitalismo utópico donde la mayor preocupación de George era no perder su trabajo para la gigantesca corporación ” Espacio-cohetes espaciales Espacio S.A.” para la cual trabajaba, una de las compañías de ficción más ricas de la historia, según calculó la revista Forbes.

Pero no era un mundo perfecto, ni mucho menos. Los Supersónicos tenían su grado de estrés, e incluso pronosticaban algunas de las futuras enfermedades y dolencias del nuevo milenio. En varias ocasiones, los personajes se quejaban de cansancio en el dedo de “tanto apretar botones” para iniciar esas tareas organizadas. Que nos lo digan a todos los que sufrimos el “mal del informático” en nuestras muñecas.

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