Una epidemia de gripe puede cerrar escuelas, vaciar oficinas y hacer
que la productividad caiga en picado. No sucede así en los nidos de la hormiga Temnothorax nylanderi, cuyas tenaces trabajadoras compensan las `bajas laborales´ de sus compañeras, según revela un estudio publicado en The American Naturalist.
La hormiga estudiada vive en colonias de más de 200 individuos en los bosques europeos, y puede ser parasitada por un tipo de tenia que infecta a los juveniles cuando estos toman alimentos infectados con sus huevos. Los investigadores comprobaron que las hormigas parasitadas, de un color más claro y de menor tamaño que sus compañeras, efectuaban pocas excursiones fuera del nido y se dedicaban a `mendigar´ comida a sus compañeras. Sin embargo, en los nidos con presencia del parásito, la productividad global era muy similar a la de los nidos que tenían todas las hormigas sanas, lo que indica que las hormigas no parasitadas en los nidos con hormigas enfermas, las trabajadoras compensan la inactividad de sus compañeras.
Además, los investigadores observaron que en los nidos parasitados había más proporción de machos que de hembras, y que estos eran de mayor tamaño. Esto permite que las hormigas sean capaces de ir a buscar comida a lugares más alejados del nido y tener, por tanto, más posibilidades de escapar de nuevas infecciones por el parásito.
La hormiga estudiada vive en colonias de más de 200 individuos en los bosques europeos, y puede ser parasitada por un tipo de tenia que infecta a los juveniles cuando estos toman alimentos infectados con sus huevos. Los investigadores comprobaron que las hormigas parasitadas, de un color más claro y de menor tamaño que sus compañeras, efectuaban pocas excursiones fuera del nido y se dedicaban a `mendigar´ comida a sus compañeras. Sin embargo, en los nidos con presencia del parásito, la productividad global era muy similar a la de los nidos que tenían todas las hormigas sanas, lo que indica que las hormigas no parasitadas en los nidos con hormigas enfermas, las trabajadoras compensan la inactividad de sus compañeras.
Además, los investigadores observaron que en los nidos parasitados había más proporción de machos que de hembras, y que estos eran de mayor tamaño. Esto permite que las hormigas sean capaces de ir a buscar comida a lugares más alejados del nido y tener, por tanto, más posibilidades de escapar de nuevas infecciones por el parásito.
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