La novela histórica lleva mucho tiempo dando buenos réditos a los editores. En los últimos años han tenido especial predicamento las que están trufadas con una vertiente conspiratoria, vínculos religiosos, ocultistas, etc, que en ocasiones desvirtúan su velo histórico. Esperemos no caer en ese error al tratar un tema tan apasionante como el de los protobanqueros medievales, Templarios y cátaros, y sus “rescates” bancarios.
Más de uno conocerá su historia, especialmente la de los Templarios. Muchos menos habrán sabido de su vertiente financiera, que en buena media explica su auge y caída. Es de ello de lo que vamos a hablar, de su condición de banqueros, de financiadores y de su relación con el dinero, creando instituciones que han llegado hasta nuestros días.
Los Templarios y las letras de cambio
Para aquellos pocos que lo desconozcan, los Templarios, el Temple, o la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, fue una de las principales ordenes militares cristianas. Para entenderlo con una imagen, es bueno recurrir al tópico de mitad monje, mitad soldado, que explica su origen tras la I Cruzada. En su historia, entre los siglos XII y XIV, se recogen momentos de un tremendo poder con un final apocalíptico que la redujo a cenizas.Pero lo que nos importa a nosotros es que la realidad del Temple iba mucho más allá de ese híbrido religioso-militar. Buena parte del éxito que obtuvieron se basa en en el comercio y en las finanzas, donde jugaron un papel clave en la convulsa e insegura sociedad europea de aquellos años. ¿Creéis que exageramos? Más bien nos quedaremos cortos.Como buena parte de las ordenes religiosas o militares cristianas se financiaban en buena medida por las donaciones de simpatizantes y nuevos miembros, amén de cobros por prestación de servicios. Pero en el caso del Temple, su dispersión geográfica a lo largo de toda Europa y Oriente Próximo, fue un excelente medio para convertirse en una potencia mercantil, con una gran flota naval, que no tenía nada que envidiar a la de los distintos reinos.
El desarrollo de actividades mercantiles, complementado con la prestación de servicios de seguridad y alojamiento a comerciantes incremento su fortuna, fortuna que fue reforzada por sus incursiones en las actividades financieras. Los Templarios invirtieron su dinero, convirtiéndose en prestamistas de reyes, nobles, etc. Esto, además de los ingresos propios de dicho negocio tenía sus compensaciones a nivel político.
No se quedaron ahí, como meros prestamistas. Ante la inseguridad de acarrear dinero fisicamente, ofrecen sus servicios financieros a aquellos que lo necesiten. Desarrollan figuras como los pagarés, que son los antecedentes de los contratos de depósito, de nuestras cuentas corrientes. Yo podía depositar mi dinero, mi oro, en una encomienda templaría, y viajar con dicho pagare hasta otra muy distante, donde se me haría efectivo.
Hay quien les atribuye la creación en si mismo de los pagarés, y especialmente de la versión 2.0 de los mismos, las versátiles letras de cambio que han llegado hasta nuestros días: para favorecer sus negocios comerciales, nada como estos efectos cambiarios transmisibles, respaldados por la logística de su red, la fuerza de su espada, y el poder de sus influencias.Quizás no fueron los inventores, quizás se limitaron a perfeccionar técnicas financieras ya existentes en Europa, y sobre todo a importar de la cultura árabe con la que tibiaron contacto modalidades financieras como la Hawala. Sean o no los creadores, lo cierto es que contribuyeron decisivamente a la configuración de estos instrumentos tal y como han llegado a nuestros días.
Los cátaros, banqueros de los primeros burgueses
Los cátaros son mucho menos conocidos que los Templarios. Baste decir que fueron un movimiento religioso cristiano, de carácter gnóstico. que tuvo vigencia entre los siglos X y XIII, especialmente en el Languedoc, en el sur de lo que hoy es Francia y el Norte de Italia. A efectos de la Iglesia católica, eran una herejía más. Los cátaros apostaban por la dualidad cuerpo-alma, materia-espíritu, una concepción dualista, manquea en el sentido filosófico del término.Pues bien, los cátaros están sumamente vinculados a las primeras ciudades, a la burguesía que iba naciendo en aquella época. Digamos que las ciudades no tenían muy buena prensa a nivel religioso, lo que facilitó su entrada en las mismas. Muchos cátaros eran artesanos, comerciantes, etc, lo que ayudaba a las finanzas de las Iglesias cátaras. También lo hacían las contribuciones de los miembros de la baja y media nobleza que se incorporaban a la misma (si querían ser “perfectos”, el equivalente a sacerdotes obispos, debían donarlo todo).
Hay dos rasgos importantes e relación con la gestión de ese patrimonio cátaro. El primero es que, a diferencia de los Templarios, no se invertía en bienes inmuebles.Quizás, apuntan algunos, por no considerar el oro en si mismo como un bien material frente a la tierra. Más bien, piensan otros, por la facilidad para poder trasladarlo u ocultarlo en tiempos de crisis y preocupaciones, algo imposible con castillos, haciendas, etc…
Por un lado tenemos esta fuerte acumulación de capital, por otro el hecho de que los cátaros no prohibían el préstamo con interés, a diferencia de la Iglesia por aquella época. Esto les llevó a explotar un negocio, el de prestamistas, reservado a comunidades no cristianas, como la judía, o aquellas que trascendían en buena medida al poder de la Iglesia, como los Templarios.
Así pues, los cátaros se convirtieron en los prestamistas de las ciudades, ofreciendo también sus servicios a los nobles afectos, con intereses bonificados a cambio de protección, lo que contribuyo a la creación de una leyenda sobre fabulosos tesoros cátaros, si bien, a efectos técnicos, me temo que no aportaron grandes innovaciones en la materia.
Desenlaces paralelos
La historia es curiosa. Ambos, Templarios y cátaros coinciden en el tiempo, en buena medida en el espacio, y, trágicamente, en el desenlace. Unos y otros fueron exterminados, con pocos años de diferencia, en un baño de sangre por la alianza del Papado y la Monarquia, que buscaban acabar con enemigos religiosos y políticos, pero también alcanzar objetivos financieros en un doble sentido: botín y eliminación de deudas (esto último especialmente en el caso Templario).¿Qué quedó de ellos a nivel financiero? Los Templarios nos han dejado instrumentos financieros como la letra de cambio o el pagaré, pero también su organización como una de las primeras multinacionales de la Historia. Su estructura comercial, su apuesta por el conocimiento, su superación de las barrereras locales, etc, son rasgos que nos pueden sonar muy cercanos.En el caso de los cátaros, y éste es una opinión personal totalmente, creo que de algún modo su visión financiera del mundo se trasladó al protestantismo, al calvinismo, y a travñes de esa vía a los orígenes históricos del capitalismo según Weber. Pero eso ya es otra historia.
En Actibva | El hombre y el interés bancario: condenados a entenderse
Más información | La Rosa de los Vientos, Universidad de Buenos Aires, Estrategias de Inversión
Tomado de:
Actibva