Vaciar una botella es algo que todo el mundo sabe hacer. Incluso
corren por ahí auténticos expertos, si sabéis a lo que me refiero.
Pero… ¿se vacía completamente la botella? ¿no queda líquido en su interior?
Pues sí que queda. Aunque la mantengamos boca abajo, aunque la
agitemos para que se desprendan algunas gotas… siempre queda algo. La
adherencia del líquido a la pared de cristal y la tensión superficial de
las microgotas de líquido impiden que este se reúna y fluya hacia el
exterior.
Pero hay una manera de vaciarlas, de extraer 10 o 15 gotas
(dependiendo del tamaño de la botella) cuando ya parece que no salen
más.
Esto nos da pie a hacer una pequeña apuesta con los amigos: cuando
ellos consideren que una botella está vacía y que ya no cae más líquido
hacia el exterior, nosotros afirmaremos extraer unas 10 gotas más (o un
mayor número si es que las pruebas que hemos reslizado anteriormente en
casa nos da para ello).
¿Y cómo lo haremos? Pues con la ayuda de un trozo de palillo, la capilaridad y la fuerza de la gravedad.
Colocaremos un palillo o medio palillo en el cuello de la botella,
tal como se ve en la imagen. La humedad del cuello de la botella por la
que acaba de pasar el líquido se adherirá al palillo, la tensión
superficial del líquido se romperá y el líquido empezará a resbalar por
el palillo y a gotear. La capilaridad de la madera también nos ayudará
en el goteo cuando el palillo se empape haciendo que actúe de
condensador y cuentagotas.
Enseguida comenzará a gotear para pararse tras 5 o 6 gotas. Pero el
ritmo de goteo comenzará a aumentrar pasados unos segundos hasta
alcanzar la cantidad de gotas anunciada.
Por supuesto, en las pruebas previas, iremos variando la inclinación de la botella hasta dar con la más adecuada.
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