Ellory lleva publicando reseñas bajo seudónimo desde 2008
La escasa habilidad de Ellory para ocultar sus pasos, que muestra que poco ha aprendido de los personajes de sus novelas –en algunos mensajes firmaba como Nicodemus Jones, en otros como Roger, su nombre de pila–, le ha llevado a ser descubierto fácilmente por Jeremy Duns, otro autor de novela policiaca que publica en Simon & Schuster y Penguin, y que delató a su compañero en Twitter. Ellory ha salido al paso pidiendo perdón por su comportamiento y admitiendo toda la responsabilidad sobre las críticas en unas palabras destinadas al rotativo inglés The Daily Mail, en las que señalaba que “me arrepiento sin ninguna clase de reserva de la falta de juicio que ha provocado que estas opiniones personales sean difundidas por estos medios y me gustaría disculparme ante los autores y la comunidad de lectores”. Una explicación poco satisfactoria en cuanto que, como muchos señalan, alabar el trabajo propio de manera anónima poco tiene que ver con la opinión personal. Más aún cuando las primeras reseñas de Jelly Bean, otro de los alias empleados por el autor, se remontan a 2008.
Una tendencia creciente
Más problemático aún es criticar de manera interesada el trabajo de los demás, puesto que en multitud de ocasiones –y más en el mercado editorial–, la competencia no tiene por qué ser necesariamente negativa. Así lo recordó la Asociación de Escritores de Novelas de Crimen (Crime Writers’ Association), a la que pertenece el propio autor, en una nota destinada a los medios: “Como otros en el medio editorial, somos conscientes de la práctica de autores que asumen personalidades falsas en blogs, Twitter o Amazon para promocionar su propio trabajo y, en algunos casos, escribir reseñas negativas sobre la obra de los demás”, señalaba el manifiesto.
“Consideramos que es una práctica injusta tanto para los propios autores como para los lectores. Aún no sabemos lo extendida que puede estar esta praxis. Sin embargo, tomaremos las medidas necesarias para crear un código ético entre nuestros miembros”.
Lea el artìculo completo en:
El Confidencial