"El pelo crece más ancho pero llega hasta un límite" podría ser un argumento de alguien que creía que esto pasaba, pero comprende que el relato anterior es imposible y estúpido. Un argumento interesante porque logra dos cosas: 1- creerse que sigue teniendo razón y 2- evitar investigar qué pasa realmente con el cabello.
¿Por qué muchos creen en este mito entonces? Porque sienten un pelo suave en los bigotes, piernas, etc, y al día siguiente de afeitarse, esa misma superficie parece haberse transformado en cepillo de cerdas de acero (algo que no sucede si se aplica algún método de depilación como la cera caliente).
Lo que en realidad sucede es que cuando el cabello nace del folículo, comienza siendo finito y se va ensanchando, hasta tener un diámetro más o menos constante. Si el cabello tiene cierta longitud y una punta menos ancha, va a ser más flexible y se va a sentir suave (aunque se vea horrible).
A la hora de eliminar ese pelo, se pueden hacer dos cosas: depilarlo (arrancarlo dolorosamente desde el folículo mismo), o afeitarlo (cortarlo superficialmente). Si lo depilamos, va a tardar unos cuantos días en volver a crecer y va a hacerlo con una punta finita al principio, hasta tener el mismo diámetro de siempre.
En cambio, si procedemos por la rápida y poco dolorosa solución de la afeitadora, el pelo va a seguir existiendo, y cuando crezca apenas una fracción de milímetro va a sentirse áspero porque va a ser casi igual ancho que alto, y los bordes van a ser rectos.
Por lo que la respuesta a la pregunta inicial es: no. Afeitarse hace crecer el pelo igual de ancho, y no existe el riesgo de tener una cabellera como el monstruo hollywoodense. Aunque depilarse hace que dure más tiempo y se sienta más suave.
Otras curiosidades sobre nuestro cuerpo:
¿Cuántos megapíxeles tienen nuestros ojos?
El frío no resfría: tus padres te mintieron
El Efecto Forer (o cómo estafan los astrólogos)