"La diversidad de sus sonidos y las formas en que los produce
son extraordinarias. Seguramente juegan un papel muy importante en la
reproducción".
Charles Darwin escribió en 1871
sobre su admiración por el saltarín relámpago o saltarín alitorcido,
Machaeropterus deliciosus. Esta ave, que vive sólo en los bosques
nublados del suroeste de Colombia y el noroeste de Ecuador, tiene
atributos únicos. Para atraer a las hembras, los machos producen sonidos
con sus alas, un fenómeno que ha fascinado a los naturalistas durante
décadas.
La gran pregunta era, ¿cómo lo hacen? Kim
Bostwick, curadora de aves y mamíferos en el Museo de Vertebrados de la
Universidad de Cornell, en Estados Unidos, quien ha venido estudiando
durante años esta ave en los bosques ecuatorianos, ha logrado finalmente
develar el misterio.
Utilizando cámaras que filman hasta mil cuadros
por segundo, treinta veces más que una cámara tradicional, la
investigadora registró los movimientos del saltarín relámpago.
Bostwick constató que el ave golpea sus alas 107
veces por segundo. Una de las plumas, con una punta doblada a 45
grados, golpea otra con siete canales o marcas, produciendo sonidos
simalares el punteo en los instrumentos de cuerda.
Si bien hay varias especies que producen algún
tipo de ruido con sus alas, como los picaflores, "ninguna especie ha
llegado al extremo del saltarín relámpago, que ha modificado sus plumas,
músculos y huesos y creado formas notables de producir sonido", dijo
Bostwick a BBC Mundo.
La densidad ósea también parece ser un factor importante. En un estudio que será publicado este año en la revista Biology Letters,
la científica y sus colegas explican cómo descubrieron con una serie de
escáneres que los huesos de las alas son sólidos, a diferencia de las
alas de la mayoría de las aves que tienen huesos huecos para alivianar
el peso a la hora de volar.
Cortejo
Para resolver el misterio de los saltarines
relámpago, Bostwick no sólo examinó el comportamiento de las aves y su
morfología. También estudió las técnicas utilizadas por una variedad de
insectos para generar sonidos.
"Las aves frotan dos plumas en sus alas a un
ritmo superrápido. Una de las plumas tiene la propiedad especial de
vibrar a la misma frecuencia a la que se producen sonidos en la
naturaleza. Frotando esas plumas y golpeando sus alas por detrás de su
espalda, el ave hace que esa pluma vibre a la frecuencia adecuada",
explicó la científica.
Bostwick no sabe aún por qué los huesos de las
alas son sólidos. "Teniendo en cuenta que las aves tienden a no cargar
peso extra, si el saltarín relámpago lleva huesos tan sólidos y densos
debe ser porque estos huesos contribuyen a la producción de sonido",
dijo a BBC Mundo la investigadora.
"Mi hipótesis por el momento es que como las
plumas están unidas a una masa sólida, las vibraciones no son absorbidas
o transmitidas al hueso sino emitidas como sonido".
La científica cree que el mecanismo de
producción acústica de estas aves triunfó por selección. "En el pasado,
las hembras de esta especie prefirieron machos que hacían estos sonidos
fascinantes durante la etapa de cortejo".
"Es debatible si se trata de una señal para
llamar la atención de la pareja, o también permite a las hembras
producir crías más saludables. Yo me inclinaría por la existencia de
algún tipo de efecto sinérgico. Por un lado se generan crías más ágiles y
con mayor probabilidad de sobrevivir el primer año de vida. Por otro,
se producen machos más sexy, con mayores posibilidades de conseguir una
pareja".
Para explicar las características únicas del
ave, la científica espera trabajar en el futuro en su historia evolutiva
y para ello buscará pistas también en otras especies cercanas.
Para Bostwick, el increíble saltarín relámpago aún está lleno de misterios.
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