Cientos de muestras de heces humanas revelan cómo los microbios intestinales cambian con la edad y varían entre las personas de diferentes países.
"Se trata de un trabajo descomunal, con diversos hallazgos importantes", dijo el científico nutricional David Mills, de la Universidad de California, en Davis. "Un impresionante y complejo trabajo", coincidió el biólogo molecular Jeremy Nicholson, del Imperial College de Londres, aunque ellos no participaron en el estudio.
La escala y complejidad del objetivo llevó al equipo de investigación a responder a una polifacética pregunta: "¿Cuál es el grado en el que estas comunidades microbianas varían dentro de una persona, ya sea en función del desarrollo postnatal, del estado fisiológico, de la tradición cultural y de dónde vive una persona", planteaba el genetista Jeffrey Gordon, de la Universidad de Washington, en St. Louis, que dirigió el estudio.
Para ello, los investigadores recolectaron muestras de heces de los pobladores de zonas rurales de Malawi, amerindios de la Amazonia de Venezuela y estadounidenses residentes en ciudades. A continuación, realizaron una secuenciación de alto rendimiento con el ADN tomado de las muestras, para determinar las especies y cepas de microbios presentes, y qué genes microbianos eran más abundantes.
El equipo encontró un patrón común a cómo se desarrollaba el microbioma en los bebés de los tres países. "Les llevó entre 6 y 9 meses obtener los primeros 6 ó 700 bichos y luego otro par de años conseguir todo el conjunto", explica Nicholson. "Gordon encontró que existe el mismo tiempo de desarrollo entre los países; pero, que los microbiomas resultantes son claramente distintos entre una población del tercer mundo y una población más desarrollada".
Una de las diferencias más notables fue el grado de diversidad microbiana, tanto los amerindios como los habitantes de Malawi tienen una diversidad mucho mayor que los norteamericanos. "Sin embargo, irónicamente, los estadounidenses tienen una mayor diversidad en términos de alimentos consumidos", señaló Mills, de lo que cabría esperar en una correlación con la diversidad microbiana. Gordon sugiere esta falta de la diversidad en los occidentales podría deberse a "nuestro estilo de vida, nuestro grado de higiene y al uso de antibióticos", aunque está claro que se necesitan más investigaciones para comprobar estas posibilidades.
A pesar de estas diferencias entre el microbioma intestinal de las tres culturas, también había similitudes sorprendentes, apuntó Gordon. Por ejemplo, "en común a las tres poblaciones, vemos que el cambio por la edad depende de la biosíntesis vitamínica". En los bebés, las bacterias intestinales tienden a realizar más copias de genes implicados en la biosíntesis del folato, mientras que los intestinos de las personas mayores albergan microbios que transportan más genes para el metabolismo del folato. Por otra parte, los genes implicados en la síntesis de la vitamina B-12 se vuelven más frecuentes en el microbioma intestinal con la edad.
"Lo realmente fascinante acerca de estos resultados", señaló Mills, "es que refleja lo que el huésped necesita."
La documentación y el detalle de microbiomas humanos a través de las edades y culturas es un recurso importante para estudios venideros. La pregunta obvia que surge es, ¿cuál es diferencia entre estos bichos que, en su caso, afecte a la salud de las personas? De acuerdo con una presentación de Liene Bervoets, en el décimonoveno Congreso Europeo sobre Obesidad en Lyon, Francia, en esta semana, los niños obesos tienen en sus intestinos unas proporciones muy diferentes de las bacterias Bacteroides fragilis y Bacteroides vulgatus que los niños de peso normal. "El que estos cambios en la microbiota intestinal son una causa o una consecuencia de la obesidad aún no se ha establecido, pero está claro que la microbiota ayuda en la absorción de energía de nuestros alimentos", afirmó Bervoets.
Gordon y su equipo planean ahora investigar la forma en que las variaciones en microbiomas de nuestro intestino pueden afectar a la absorción de energía. "A largo plazo esperamos comprender la interrelación entre el microbioma, el valor nutricional de los alimentos que se consumen, y el estado nutricional de los individuos", declaró.
- Referencia: TheScientist.com, 9 mayo 2012, por Ruth Williams
- Referencia bibliográfica: T Yatsunenko et al. “Human gut microbiome viewed across age and geography,” Nature, doi:10.1038, 2012.
- Imagen: Representación del cuerpo humano y las bacterias que predominan. Wikipedia, autor: Darryl Leja, NHGRI (2009).
- Referencia bibliográfica: T Yatsunenko et al. “Human gut microbiome viewed across age and geography,” Nature, doi:10.1038, 2012.
- Imagen: Representación del cuerpo humano y las bacterias que predominan. Wikipedia, autor: Darryl Leja, NHGRI (2009).
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