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El estudio, lanzado en 1976 para analizar la salud cardiovascular de una población de 20.000 hombres y mujeres con edades comprendidas entre 20 y 93 años, ha permitido demostrar que el hábito de correr regularmente tiene efectos claramente visibles sobre el riesgo de mortalidad, que en los experimentos se redujo hasta un 44% en quienes se ejercitaban regularmente. La relación es "incluso más evidente que la que existe entre la ingesta de alcohol moderada y la longevidad", según concluyen los científicos. Además, la mortalidad es más baja tanto en comparación con quienes no se ejercitan como si se compara con los sujetos que practican niveles extremos de ejercicio físico. Para obtener los beneficios óptimos para la salud, Schnohr asegura que los corredores “deben notar que respiran con más dificultad que cuando caminan, pero nunca quedarse sin aliento”. Además de alargar la vida, correr aumenta la oxigenación y la sensibilidad a la insulina, reduce la presión arterial, mejora la función cardíaca y combate el sobrepeso, entre otras ventajas Fuente: Muy Interesante |