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21 de marzo de 2012

Webidemiología: a la caza de las enfermedades por Internet

Hace unos días oía en la NPR (National Public Radio americana) que explicaban cómo, cada vez más, los sistemas de vigilancia epidemiológica se fijan en los patrones de comportamiento de los ciudadanos en Internet como fuente de información para prever situaciones de riesgo . Parece mentira, pero el hombre del 2012, cuando se encuentra mal, antes de ir al médico se sienta delante del ordenador o coge el móvil con conexión a Internet para comentar con 140 caracteres qué le pasa y teclear sus síntomas en la ventanilla de búsqueda de Google para saber de qué mal ha de morir.


Cuando se acerca la estación de la gripe, se disparan las visitas a los servicios de urgencia de los hospitales y los centros de atención primaria. El aumento del número de casos es el que activa la alerta de los servicios de vigilancia epidemiológica y hace que todo el sistema sanitario se ajuste a una situación transitoria estacional que se repite año tras año. En estos casos, la previsión y las campañas preventivas de vacunación son muy importantes. Para otros tipos de enfermedades infecciosas menos frecuentes (y que no responden a un patrón estacional, sino más bien ocasional), la vigilancia epidemiológica es aún más esencial, y necesita de indicadores que permitan detectar de forma rápida una situación que puede constituir una epidemia.

En Estados Unidos esta vigilancia es responsabilidad de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Atlanta, que centralizan los datos e informes provenientes de médicos y laboratorios de todo el país para detectar nuevos brotes de una enfermedad. Este sistema hace que, normalmente, haya un desfase de una semana entre que se produce el brote y la difusión del informe oficial de los CDC. Es trabajo de los epidemiólogos (una especie de detectives a la caza de los primeros indicios del estallido de una enfermedad infecciosa) estar al acecho, por ejemplo, del aumento de las consultas telefónicas a los hospitales o de la venta de termómetros y de medicamentos para bajar la fiebre. Y, actualmente, también vigilan Internet.

Es cierto que quien teclea las palabras «fiebre» o «antigripal» en Google tiene bastantes números de acabar llamando al médico y, por ello, la información derivada de millones de búsquedas como ésta puede ser de utilidad para prever, con varios días de antelación, cuándo y dónde habrá que intervenir. Con este objetivo Google creó Google Flu Trends, que proporciona cálculos, prácticamente en tiempo real, sobre la incidencia de la gripe basados ​​en consultas de búsqueda globales para varios países y regiones de todo el mundo. El estudio de Google Flu Trends (publicado en 2009 en Nature) demostró que existe una alta correlación entre la frecuencia relativa de determinadas consultas en la red y el porcentaje de visitas al médico relacionadas con los síntomas de la gripe, y gracias a ello se pueden estimar los niveles de gripe en una determinada región (con un tiempo de respuesta de un día). Actualmente, la herramienta de Google cubre diversas áreas del mundo y también está en funcionamiento una herramienta equivalente sobre la incidencia del Dengue (Google Dengue Trends). Incluso se han llevado a cabo estudios para valorar la utilidad de Google Flu Trends en la práctica del servicio de urgencias de un hospital, como en el caso de un trabajo que acaban de publicar investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (artículo) y en el que corroboran las conclusiones de estudios posteriores sobre la correlación entre el aumento búsquedas en Internet y las visitas hospitalarias.

Incidencia mundial de la gripe a 25 de febrero de 2012 (Fuente: Google Flu Trends)

A pesar de la validez de herramientas como éstas, la webidemiología no sustituirá los métodos tradicionales de vigilancia epidemiológica sino que los complementa. Los métodos de vigilancia basados ​​en las búsquedas en Internet también tienen sus puntos débiles, como han puesto de manifiesto investigadores de la Harvard Medical School, que analizaron cómo, en los primeros momentos del brote de cólera de Haití, los datos obtenidos de Twitter y de HealthMap coincidían con los informes oficiales, mientras que cien días más tarde, aunque seguía habiendo brotes de la enfermedad, la información en la red había disminuido.

Con todo, los epidemiólogos valoran la utilidad de este tipo de recursos y de la red, en general, como fuente de comunicación entre médicos y pacientes, para analizar cómo la gente percibe las campañas de vacunación y su comportamiento durante una epidemia.

Fuente:

Dixit Ciencia

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