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Los investigadores realizaron tres experimentos con estudiantes de Francia y Estados Unidos, que consistían en diferentes pruebas en las que tenían que competir con unos adversarios que en realidad no existían. Después de la primera prueba, a la mitad de los participantes se les decía que habían ganado y a la otra mitad que habían perdido. En un segundo ensayo los que perdían recibían un "castigo" como beber un refresco con picante o escuchar un sonido estridente. Los participantes podían decidir tanto la cantidad de picante como la intensidad y duración del sonido que recibirían sus adversarios. Los resultados mostraron que quienes supuestamente habían ganado en la prueba anterior añadían más picante a la bebida y sometían a sus contrincantes a sonidos más altos que los que habían perdido. Fuente: |