La luz no es como una nube de niebla que cuelga del aire, es una corriente contínua de fotones emitidos por un bombillo en el medio de una habitación. Cada fotón viaja en una línea recta y, un par de nanosegundos después, alcanza una pared.
Cuando se apaga la luz, no se emiten nuevos fotones y los que ya fueron emitidos rebotan alrededor un par de veces hasta que todos son absorbidos.
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