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31 de diciembre de 2011

El hombre con 7 segundos de memoria

En ocasiones vamos a un lugar concreto de casa, por ejemplo a la cocina, y al llegar se nos olvida completamente lo que queríamos hacer. Yo por lo menos me indigno conmigo mismo una barbaridad y me pregunto si sería algo verdaderamente importante o no. Pues bien, imaginaos que eso nos ocurriese todos los días y a cada momento de nuestra vida. Quiero inaugurar este blog escribiendo sobre un documental que me impactó bastante llamado "El hombre con 7 segundos de memoria".

Clive Wearing, nacido en 1938, es un antiguo director de orquesta inglés que en 1985 sufrió una encefalitis que le dañó el hipocampo. Esta estructura cerebral está implicada en la formación de nuevos recuerdos reteniéndolos temporalmente hasta que puedan ser transferidos a la memoria a largo plazo. Las lesiones hipocampales pueden producir una amnesia anterógrada, es decir, la perdida de memoria desde que ocurre la lesión en adelante. Para que nos entendamos, es igual que cuando no recuerdas lo que pasó después de beber demasiado alcohol una noche.

Al pobre Clive la encefalitis le causó una amnesia anterógrada severa en la que solo puede retener por 7 segundos sus recuerdos actuales. Su memoria a largo plazo es inexistente. En el documental se ve como pregunta una y otra vez a los entrevistadores quiénes son. Sabe que están ahí por alguna razón pero no la consigue recordar. Y eso no es todo, sino que también padece amnesia retrógrada, ha olvidado completamente su vida anterior a la enfermedad. Es un hombre sin recuerdos y sin conciencia del presente, ¿se puede vivir así? Gran parte de su tiempo lo pasa angustiado, se da cuenta de que algo no va bien pero no puede hacer nada, esta totalmente indefenso. En sus propias palabras: "Se lo que se siente al estar muerto. Día y noche es lo mismo. No tengo sentidos, mi cerebro esta completamente inactivo". Únicamente dos cosas parece que consigue mantener en su memoria: sigue tocando cojonudamente el piano y sabe que ama a su mujer. Poco más.




Fuente:

PsicoHistorias
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