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28 de septiembre de 2011

Albert Einstein según su nieta Evelyn: “Era un mujeriego y un libertino”

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Sobre Einstein se ha escrito mucho. Con motivo del año internacional de la Física la FECYT publicó la Unidad Didáctica “La Huella de Einstein,” Ramón Núñez et al., 2005 [PDF descarga gratuita 4,64 MB]. La he releído y me ha parecido interesante extraer algunos párrafos.

“La gente cree que soy un santo o un huevo sin cáscara y no soy ninguna de las dos cosas, gracias a Dios”, Einstein.

Einstein demostró su afición a la compañía femenina, desde bien temprano, gozando de cierto éxito entre las jovencitas de su entorno, pero la gran eclosión del Einstein mujeriego y libertino se produjo a sus cuarenta años, cuando la fama mundial le convirtió en una superestrella mediática tan conocida como cualquier actor de Hollywood y, por consiguiente, en el objeto del deseo de muchas féminas, primero en Berlín y luego en EEUU. Todo ello para desgracia de Elsa, ya convertida en su segunda esposa, con quien inició un romance en 1912, a los 33 años, cuando su primer matrimonio con Mileva ya estaba condenado. Elsa tuvo que soportar las numerosas infidelidades de su marido, quien ni siquiera se molestaba en disimular sus aventuras y no se privaba de acudir a conciertos o pasear con alguna de sus numerosas amigas. Esta actitud dio lugar a situaciones tan “incómodas” como la que tuvo lugar en 1928, cuando a punto de cumplir 50 años y para recuperarse de sus problemas de salud, Einstein acudió a un balneario acompañado de su esposa, su hijastra, su secretaria y la que en aquella época era su amante: una rica viuda judía berlinesa llamada Toni Mendel.

Einstein dejó un reguero de aventuras casuales y algunas pocas más duraderas, aunque intermitentes, pero siempre evitó comprometerse, fiel a su filosofía de que los lazos afectivos no se interpusiesen entre él y su amante más fiel: la física. Para Einstein “el matrimonio es un intento fracasado de hacer algo duradero de un incidente”, “el matrimonio es la esclavitud con vestimenta cultural”, y “seguramente el matrimonio fue inventado por un cerdo antipático”.

¿Por qué Einstein se casó por segunda vez con su prima Elsa? Por su talento para cuidarle y proporcionarle la paz y tranquilidad que necesitaba para desarrollar su trabajo, lo que le convenció de las ventajas que le reportaría contar con ella a tiempo completo. Einstein consiguió el divorcio de Mileva, que había solicitado en 1916 y en cuyo proceso tuvo que confesar infidelidades y peleas, en febrero de 1919, y en junio contraía segundas nupcias con Elsa. Junto a Elsa se sentía cómodo y, sobre todo, muy bien cuidado; lo que no le impidió salvaguardar su independencia, disponiendo de un espacio propio al que ella no podía acceder y manteniendo habitaciones separadas. Elsa aceptó esta situación y el matrimonio resultó mucho más tranquilo, y en cierto sentido feliz, que el primero. Su unión duraría hasta la muerte de Elsa, en 1936.

¿Qué tipo de mujeres atraían a Einstein? Para responder a esta cuestión, nada mejor que preguntar a sus allegados. Según Janos Plesch, médico y amigo íntimo de Einstein: “En la elección de sus amantes no hacía grandes distinciones, pero se sentía más atraído por una rotunda hija de la naturaleza que por una sutil mujer de sociedad”. Peter, hijo de Janos, todavía es más descriptivo y posiblemente algo exagerado: “A Einstein le chiflaban las mujeres y cuanto más vulgares, sudorosas y malolientes eran, mejor”.

Os animo a todos a leer la Unidad Didáctica sobre Einstein coordinada por Ramón Núñez. Para abriros más aún la boca, aquí os presento lhttp://www.blogger.com/img/blank.gifa foto original (no recortada) de Einstein sacando la lengua (en un coche junto a Elsa y el director del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton).

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Fuente:

Francis Science News
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