Verduras preparadas en un local de Hamburgo.| Reuters | Morris Mac Matzen
- Congelar o cocinar bien los alimentos destruye la bacteria, habitual en las vacas
- Brotes como el alemán se producen por contaminación alimentaria
- Muchos casos de infección por 'E. coli' pasan desapercibidos por su levedad
La aparición de un brote de infección por la bacteria 'Escherichia coli' ha desatado la alarma esta semana en Alemania, con cientos de personas afectadas y al menos tres víctimas mortales. Y aunque una senadora germana apunta a pepinos de origen español como origen del brote, los especialistas explican que la carne o las verduras crudas suelen ser los principales 'sospechosos habituales' de este patógeno.
Como explica a ELMUNDO.es Luis Ángel Fernández Herrero, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el problema de este tipo de brotes suele estar relacionado con algún alimento contaminado, o no tratado adecuadamente frecuentemente asociados a la presencia de la bacteria en carne de ternera picada, verduras frescas o zumos no pasteurizados. "En ocasiones, cepas de la bacteria 'E. coli', como la O157:H7, son capaces de producir en el tracto intestinal unas toxinas denominadas Shiga, que pueden dañar la función renal y causar hemorragias como las que se han visto en los afectados por este brote en Alemania", explica.
Por ahora sigue siendo un misterio qué factores hacen que este patógeno cause síntomas leves en la mayoría de afectados (de hecho se cree que su incidencia está infradiagnosticada porque muchos pasan desapercibidos) o en otros llegue a generar estas toxinas tan letales. "Los niños, personas jóvenes o ancianos suelen ser más susceptibles; pero se desconoce si además de la susceptibilidad del propio individuo hay algún otro elemento en la flora intestinal que influye en que la bacteria tenga éxito o no".
Los brotes graves, como el registrado en Alemania (donde se atribuyen a esta infección entre tres y cuatro víctimas mortales), no son habituales, señala el especialista español; aunque cuando se producen hay que buscar su origen en algún tipo de contaminación alimentaria, como ya están haciendo las autoridades alemanas. En Europa se diagnostican varios miles de casos anualmente, aunque los brotes no suelen afectar a tantas personas simultáneamente como ocurre ahora en Alemania. En 2006 EEUU sufrió también un brote muy grave en varios estados causado por un lote de espinacas frescas envasadas.
Habitual en el intestino vacuno
El 'culpable' más habitual de las intoxicaciones por esta bacteria suele ser la carne de ganado vacuno picada, por lo que la 'E. coli' enterohemorrágica O157:H7 (como la que está actuando en Alemania) comenzó denominándose 'la bacteria de las hamburguesas'. "Esta bacteria es endémica en el intestino de ganado vacuno, en regiones desarrolladas como Europa, EEUU o Japón", aclara Fernández, "y se calcula que al menos un 30% del ganado puede estar infectado sin tener síntomas". Curiosamente, la 'E. coli' enterohemorrágica es mucho menos frecuente en las regiones pobres del planeta, donde su 'pariente', la 'E. coli' enteropatógena, suele ser la más habitual.
Cuando se produce algún error en la cadena alimentaria, es posible que alguna porción de los intestinos o las heces de los animales donde se encuentra habitualmente el patógeno llegue hasta la carne destinada al consumo humano. Y mientras que en un filete, el calor de cocinarlo destruye esta bacteria de la superficie de la carne; esta 'destrucción' no se produce al cien por cien en el caso de la carne picada, en la que la bacteria de la superficie se mezcla y es más fácil que se consuma sin estar bien cocinada.
Lo mismo puede ocurrir en el caso de las verduras y vegetales (los pepinos, según apuntan los primeros indicios en Alemania). La contaminación en este caso se produciría por contacto con heces de los animales (o bien con fertilizantes naturales) y su consumo crudo facilitaría la infección. "Un lavado con agua no sería suficiente para acabar con la 'E. coli', que sí se eliminaría cociendo las verduras o bien mediante un proceso de congelación", explica el experto del CSIC.
Y como añade por su parte Concepción Gimeno, especialista del servicio de Microbiología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, un lavado con agua y lejía, sumergiendo las verduras durante 10 minutos (o bien empleando productos ya preparados para el lavado de hortalizas) sería otra posibilidad para eliminar la bacteria.
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