Tener una mascota siempre es bonito. Particularmente, el perro es un excelente compañero, fiel y afectuoso. No obstante, cuando llega a nosotros siendo todavía un cachorro, es necesario educarlo para que tenga una conducta adecuada.
Existe la creencia de que enseñar a un perro es muy difícil. Indudablemente, si pretendemos hacer de él un malabarista, lo es. Pero, si lo que queremos es inculcarle unas mínimas normas de comportamiento, no resulta tan complicado. Únicamente, hace falta paciencia y recordar siempre que es un animal y, por tanto, no debemos pedirle que tenga la capacidad de comprensión de una persona ni mucho menos enfadarnos con él porque no cumpla nuestras indicaciones.
Con estas premisas y siguiendo tres sencillos pasos, conseguiremos que nuestro perro obedezca órdenes tales como cuándo debe sentarse, ir a buscar cosas, ladrar o darnos la mano.
El primero de ellos es ponernos todos los días a entrenarlo durante un rato, siempre de buen humor –si no lo estamos, el perro lo notará y también estará incómodo- y con constancia, de tal modo que el animal crea que se trata de un juego y nos preste atención. Además, así él también disfrutará jugando con nosotros y el ejercicio no se le hará pesado.
En segundo lugar, es muy importante utilizar siempre los mismos gestos, tono de voz y palabras para formularle una orden concreta. Así, el perro aprenderá a identificarla y sabrá lo que queremos que haga según lo que nos vea hacer a nosotros. No existen palabras o gestos mejores ni peores, simplemente deben ser sencillos y siempre los mismos.
Por último, es imprescindible recompensar al perro cuando ejecute correctamente una orden. Son animales muy agradecidos y así sabrá que si hace algo bien tendrá su premio. Éste puede consistir en darle un trozo de comida que le guste o uno de sus juguetes. Pero la mejor recompensa es ser afectuosos, acariciarlos y jugar con ellos.
En este sentido, es importante que el premio se produzca inmediatamente después de ejecutar la orden. Si se espera un tiempo, el animal no sabrá relacionar lo que ha hecho con la recompensa y poco habremos adelantado.
Siguiendo estos tres sencillos pasos, conseguiremos que nuestro perro ejecute ejercicios sencillos y así estará más entretenido y feliz. Y, por supuesto, nunca debemos enfadarnos con él. Si hace algo que está mal, como por ejemplo morder una pata de una silla, debemos reprenderle para que sepa que no lo debe hacer, pero no enfadarnos con él. Se trata de un cachorro y debe aprender las cosas como, por otra parte, les ocurre a todos los animales, incluso a nosotros.
Fuente:
Aprender Gratis