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31 de enero de 2011

El vuelo de Abbas Ibn Firnas (El Leonardo da Vinci español)

Siguiendo la línea del tiempo, pero como el cangrejo, buscando pioneros del vuelo casi desconocidos, mucho tiempo antes del planeo que Diego Marín logró en 1793, alguien ya lo había “practicado”, esta vez no se trató de Burgos, ahora nos trasladamos a Córdoba, hace mucho tiempo, concretamente en el siglo IX.

Philip Hitti afirma rotundamente, en su obra Historia de los Árabes, que Ibn Firnas fue el primer ser humano, conocido, en desarrollar un intento científico de vuelo. ¿Qué se sabe de este curioso personaje?

Hoy, en el mundo árabe, Ibn Firnas es considerado un héroe. En algunos países, como Libia, se han emitido sellos de correo recordando su gesta, incluso un cráter lunar lleva su nombre. Uno de los aeropuertos de Bagdad, famoso en los últimos tiempos como zona de combate, lleva su nombre.

Abbas Ibn Firnas, nacido en algún lugar cercano a Ronda, en Al-Andalus, en una fecha desconocida, falleció, y esto sí se conoce, en el año 887. En su época era muy conocido, en tierras musulmanas, por sus experimentos químicos y sus audaces ideas técnicas aplicadas a grandes obras de ingeniería. También fue un reputado poeta, experto en el uso de cristales para fabricar lentes, astrónomo, físico y mecánico de primera. Diseñó y construyó un reloj de agua muy original, llamado Al-Maqata.

En el 852, un “loco” llamado Armen Firman, intentó volar lanzándose con una gran capa desde una torre en Córdoba… ¡pero no se mató! Aquella temeraria aventura, posiblemente observada por Ibn Firnas, parece que sirvió de semilla para su idea construir una máquina capaz de volar. Así, tras muchos años de pruebas y cálculos, observando el vuelo de las aves y pensando en profundidad en cómo llevar a cabo su ilusión de volar, llegado el año 875, termina de construir su propio planeador. Esta vez no era una simple capa, ni un “paracaídas”, no, su máquina era un planeador con alguna capacidad de control, algo así como un ala delta primitiva revestida de plumas y seda. Ibn Firnas, saltó de la mezquita de Córdoba y… ¡planeó! No hay datos de la distancia que pudo recorrer, pero sí se sabe que, durante el aterrizaje, se lastimó la espalda, lesión que arrastró el resto de su vida.

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