Como la Luna, la Tierra tiene una cara oculta que casi nunca vemos. Todos los reflectores apuntan –24 horas al día- hacia el lado radiante de la sociedad de consumo. Pero una mano negra se empeña en esconder bajo la alfombra los estragos que le estamos causando al planeta.
“El estilo de vida americano es innegociable”, dijo Bush (padre) en los preámbulos de la cumbre de Río. “Nuestro estilo de vida ha tocado fondo y todo el sistema está en crisis”, replica Annie Leonard, la activista que se ha atrevido a hacer “visibles” los efectos de la sociedad de consumo, así la tachen de “antiamericana”.
“Ni antiamericana, ni anticosumista”, replica ella. “Lo único que intento es que la gente se replantee su relación con las cosas. Nuestra sociedad está llena de incentivos perversos que nos llevan a acumular y acumular, y a producir toneladas de desechos, sin pensar mínimamente en las consecuencias”.
Más de ocho millones de internautas han seguido los viajes de Annie Leonard –arropada por los monigotes de los Free Range Studios- al fondo de la sociedad de consumo en “La historia de las cosas”. La película de animación se ha convertido ahora en un manual práctico, publicado en español por el Fondo de Cultura Económica y traducido simultáneamente a doce idiomas.
Pese al apremiante mensaje de fondo –“¡estamos dilapidando el planeta!”-, Annie Leonard tiene la virtud de contagiarnos su optimismo y su sentido común: “Creo realmente que el cambio ya está en marcha. El afán por adquirir más y más está dejando paso a un sistema basado en el “acceso”. Compañías como Netflix o ZipCar nos están demostrando que todo se puede compartir, del vídeo hasta el coche. Y lo bueno de esté proceso no es sólo que vamos a necesitar menos cosas, sino que vamos a comunicarnos con la gente que comparte nuestros intereses: vamos a crear comunidad”.
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