En ese artículo, el escritor nigeriano Wole Soyinka, premio Nobel de Literatura de 1986, contaba cómo las matemáticas le habían salvado la vida.
La tabla
Los sátrapas decidieron que el escritor no sólo debía estar privado de su libertad, sino que además había que prohibirle leer y escribir.
Más o menos como cuando los pinochetistas decidieron que al músico Víctor Jara había que destrozarle las manos para que no volviera a acariciar una guitarra.
Soyinka cuenta que se propuso que esa doble crueldad de negarle la lectura y la escritura no lo iba a doblegar. Y buscando una tabla de salvación para no enloquecer encontró un rayo de luz en las matemáticas.
¿Números?... Paso
Con pasión el Nobel le relata al periodista cómo, por ejemplo, halló efectos estéticos sorprendentes en las ecuaciones o en la exposición de fórmulas matemáticas. Y cómo logró soportar el encierro en compañía de los números.
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Diario UNO