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10 de septiembre de 2010

Gutiérrez-Rubí: "Somos rastros y reputaciones digitales"

Personajes

Entrevista a Gutiérrez-Rubí




Ciudadanos, empresas, partidos y organizaciones sociales; nadie escapa a los frenéticos cambios tecnológicos que están alterando las relaciones interpersonales, laborales y políticas. El análisis y la prospección de esas transformaciones centran el libro 32 Tendencias de cambio 2010-2020, escrito a cuatro manos, dentro del proyecto Laboratorio de Tendencias , por el experto en comunicación y consultor político Antonio Gutiérrez-Rubí y el biólogo y especialista en economía digital Juan Freire. El libro, que se presenta esta semana en Madrid y la que viene en Barcelona, es una suerte de mapa de tendencias y puede leerse como un manual de estrategia empresarial, política y personal para adaptarse al presente (y al futuro inmediato). Gutiérrez-Rubí (Barcelona, 1960), que ha respondido a esta entrevista a través de correo electrónico, augura el ocaso de la ciudadanía política tradicional y la desaparición de las organizaciones que no se adapten al ecosistema digital. Además, afirma que la llamada brecha digital acabará por cerrarse.

Pregunta: La sociedades humanas siempre se han visto inmersas en cambios, ¿Por qué son los que vivimos ahora más profundos que en los últimos siglos?

Respuesta: Por tres razones. La primera, por la extraordinaria potencia, brutal aceleración y reducción del tiempo de penetración de las nuevas tecnologías. En los próximos 18 meses se duplicará toda la información accesible en Internet, algo inimaginable en términos históricos, anteriormente. La segunda por la radical transformación de nuestras maneras de comunicarnos, organizarnos y crear valor. Son cambios estratégicos que reconfiguran nuestra sociedad. Y la tercera, por la globalidad de los mismos. África, por ejemplo, puede conquistar el futuro del siglo XXI sin pasar por la industrialización. En África, el primer banco es una compañía de teléfonos móviles y uno de cada tres africanos ya tiene móvil. Olvídense de los postes y los cables y piensen más en redes y satélites.

P: Las transformaciones que ustedes apuntan ya están sucediendo aunque mucha gente aún no las percibe...

R: Ciertamente, no las perciben, por eso es tan importante estudiar y analizar las tendencias. A veces, sólo vemos la punta del iceberg (que muestra en la superficie sólo el 10% de su masa helada). Otras intuimos la realidad a través de fragmentos, de trozos, de pistas, de rastros que nos ofrecen información intuitiva sin una visión de conjunto. Y, en la mayoría de los casos, son transformaciones en estado germinal que florecerán con toda su potencia. Sean partes, fragmentos o semillas, si analizamos bien las tendencias podremos comprender la globalidad y la potencia transformadora de los cambios.

Anticiparse y detectar los movimientos de fondo que se producen en nuestra sociedad es clave para la dirección estratégica. No se trata de adivinar el futuro, ni de "bolas de cristal" como dice Francis Pisani en el prólogo del libro. Se trata de interpretar las tendencias que ya podemos ver en el presente para diseñar itinerarios que nos permitan prepararnos a lo que viene en sustitución de lo caduco. Como estos cambios son acelerados y radicales, ganar este tiempo de preparación, adaptación y conocimiento es clave para competir en el futuro.

P: En su libro identifican ustedes diferentes áreas de cambio, desde las relaciones personales, a los modelos de negocio o la participación política; todo ello estrechamente relacionado con la transformación tecnológica ¿dónde queda la gente sin acceso a la tecnología?

R: La tecnología será cada vez más amable, intuitiva y cómoda. Omnipresente en nuestras vidas. El derecho al acceso universal a Internet será una exigencia democrática y política reforzada por los mercados y los ciudadanos. La Internet de las cosas, en el futuro, va a convertir nuestros entornos en terminales nodales activos y con capacidad de contener información inteligente y relacionada. En España, por ejemplo, hay ya casi 60 millones de teléfonos móviles, y una parte muy importante ya son dispositivos móviles multimedia con gran capacidad de comunicación, conexión y transmisión. La tecnología se adapta con gran facilidad a nuestra vida cotidiana y cada vez elimina más barreras en su usabilidad. La brecha digital desparecerá y aparecerán otras brechas no estrictamente tecnológicas.

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El País (España)

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