Domingo, 27 de junio de 2010
Silla dura, postura inflexible
La influencia del tacto en el comportamiento
Los psicólogos llevaron a cabo seis experimentos con objetos de distintas texturas. | Science.
- Un estudio sostiene que el tacto afecta nuestras actitudes y decisiones
- La investigación, publicada en 'Science', fue realizada por psicólogos de EEUU
Sentarse en una silla rígida en vez de en un asiento mullido, o tomar una bebida fría en lugar de caliente influye en nuestra forma de pensar y de actuar. El sentido del tacto afecta la manera en que percibimos el mundo haciendo que una misma persona tome diferentes decisiones en función de las sensaciones que percibe.
Así lo asegura un estudio llevado a cabo por psicólogos estadounidenses de las universidades de Yale y Harvard, y del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), y que esta semana publica la revista 'Science'. Los investigadores llevaron a cabo seis experimentos utilizando objetos con distintas texturas, tamaños, pesos y temperaturas.
Por ejemplo, comprobaron que a la hora de evaluar currículos, aquellos que los presentaban en una carpeta rígida eran percibidos como más serios y mejor cualificados para ocupar un puesto que los candidatos cuyos CV estaban en carpetas flexibles. Según los investigadores, el peso se suele asociar con la seriedad y la importancia.
También detectaron que las personas tienden a jugar a la gente como más generosa si tienen en sus manos una bebida caliente, como una taza de café, en lugar de una bebida fría.
Flexibilidad a la hora de negociar
El bloque de madera y la manta usadas en uno de los experimentos.
Otra de las pruebas consistió en analizar cómo actuaban varias personas durante una negociación sobre el precio de un coche nuevo. Pues bien, los psicólogos concluyeron que aquellos que estaban sentados en sillas rígidas eran menos flexibles a la hora de modificar su postura que aquellos acomodados en asientos mullidos o con cojines.
En otro experimento sobre la dureza, algunos participantes sujetaron una manta suave y otros un bloque de madera mientras les contaban una historia ambigua, ambientada en un entorno laboral, entre un empleado y su supervisor. A la hora de juzgar la actuación del empleado, los que sujetaban el bloque de madera juzgaron al empleado de manera más estricta.
Para medir los efectos de las distintas texturas, los participantes tuvieron que completar puzzles antes de oír un relato. Las piezas de algunos puzzles tenían un tacto áspero y las de los otros eran suaves. Aquellos que habían hecho el puzzle áspero fueron más propensos a describir la situación narrada como difícil y dura.
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