Martes, 15 de junio de 2010
Curiosidades del mundo animal (I)
Hoacín: el ave más rara del mundo
El pasado viernes enviaba yo por Twitter la foto de mi amigo Gonzalo, todo un experto en dinosaurios de 9 años, que me había traído la maqueta de un Archaeopteryx articulado hecho con piezas de lego, para que la viera.
A mi, que siempre me han fascinado estas cosas, me gusta mucho hablar de animales con Gonzalo porque siempre aprendo algo nuevo. Sin ir más lejos, a raíz del asunto de la maqueta, le contaba yo al chaval que si bien al Archaeopteryx se le considera la primera ave, en realidad era un lagarto con plumas, puesto que aún conservaba las garras en las alas, vestigio de sus cercanos parientes reptiles.
Muy seguro de mi mismo, le comento yo a Gonzalo:
- “Esta característica, ha desaparecido en las aves de hoy en día”.
¡Epic fail!
Tras oír mi “metedura de gamba”, Gonzalo, que lee mi blog y debe considerarme un hombre instruido, me miró ligeramente decepcionado.
- “¡No hombre, no!. ¿No has oído hablar del hoacín?”
Y yo la verdad, ni pajarola idea, así que le contesto extrañado.
- “Pues no. ¿Juega de central en la Bundesliga?”.
El chaval no pilló el chiste, y yo aproveché su desconcierto para sacar el iPhone del bolsillo y buscar al bicho en la Wikipedia.
Efectivamente el hoacín es un ave tan rara, que cuando la descubrieron, los científicos fueron incapaces de determinar si se trataba de un fósil viviente o un ejemplo de retroceso evolutivo, por lo que tuvieron que crear un género aparte para ella sola.
Los polluelos de esta esta rara avis habitante de la cuenca del Orinoco, cuentan en efecto con garras en las alas desnudas, y las emplean para trepar por las ramas cuando aún no saben volar. Cuando el hoacín se hace adulto, y alcanza el tamaño aproximado de una gallina, sus garras – probablemente vestigios de los tiempos del Archaeopteryx – desaparecen.
La leyenda dice que cuando los primeros europeos vieron a estos polluelos aferrándose “a cuatro patas” a las ramas, pensaron que aquel animal era un cruce entre un mono y un ave.
Su graznido es tan peculiar, que se le describe como “la respiración dificultosa de un fumador empedernido”. Algunos venezolanos los conocen como ave-reptil, porque los ejemplares adultos emiten un olor muy desagradable (que algunos describen como “a cocodrilo”) y porque es una excelente nadadora. Suele zambullirse en el río y reaparecer a varios metros para despistar a sus predadores.
Sin embargo a mi me gusta más el sobrenombre de “vaca voladora”, que recibe por su torpeza y pesadez en vuelo (que apenas mantiene durante unos 250 o 300 metros) y porque es vegetariana; solo come plantas, flores y frutas y cuenta con dos estómagos para la fermentación bacteriana de su alimento.
Y en fin, si después de esta descripción no estáis de acuerdo en que esta ave puede ser la más rara del mundo, desde luego poco le falta. ¡Es una suerte tener amigos como Gonzalo!
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