Sábado, 1º de mayo de 2010
¿Por qué los niños emplean colores brillantes en sus dibujos?Si tienes hijos, sobrinos, hermanos pequeños...habrás podido comprobar que sus dibujos son pintados con miles de colores llamativos: praderas de color rojo, caballos amarillos. ¿Por qué nunca eligen colores pasteles o oscuros? Por lo visto tiene explicación científica.
Montañas de colores chillones, caballos azulados, nubes moradas. Claramente el autor de los dibujos es un jovencito de cuatro años. El motivo por el que los niños en edad preescolar pintan los seres vivos y los objetos en colores que con frecuencia no se corresponden con la realidad tiene una explicación biológica evidente. De acuerdo con los resultados de la investigación realizada por la psicóloga Vanessa Simmering, de la Universidad de Wisconsin en Madison (Estados Unidos), el cerebro de los menores de cinco años no está preparado para relacionar los objetos con sus colores asociados.
En un experimento llevado a cabo con un grupo de 28 personas -entre adultos y niños de cuatro y cinco años de edad -, los participantes tenían que contemplar brevemente una imagen que representaba tres formas simples coloreadas: una estrella, una cruz y un triángulo. A continuación, estos objetos mutaban de lugar, o de color o ambas cosas a un tiempo. Las personas del experimento tenían que indicar si habían observado alguna modificación respecto al cuadro inicial. El resultado fue el siguiente: mientras los adultos y los niños de cinco años no tenían dificultad alguna en advertir los cambios, los chicos de cuatro se confundían con frecuencia en sus respuestas.
Aunque a esta edad los niños son capaces de percibir las diferencias que existen entre al menos tres objetos, concluye la psicóloga Simmering, no pueden retener asociados en la memoria su forma y color. Por lo tanto, cuando tienen que recurrir al recuerdo no pueden extraer correctamente los datos almacenados en el tejido cerebral. Las vacas verdes y los árboles azules son una consecuencia de este déficit a la hora de asociar las ideas. La investigadora sostiene que el cerebro de los más pequeños carece aún de suficientes puntos de apoyo como para poder archivar en la memoria los detalles visuales de un objeto. A los cinco años este defecto se ha corregido. A partir de esa edad la retentiva visual del niño asocia adecuadamente la forma y el color de las cosas.
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