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28 de abril de 2010

El que rie... ¡vive mejor!

Miércoles, 28 de abril de 2010

El que rie... ¡vive mejor!

Si tienes que escoger entre pasar 20 minutos pedaleando en una bicicleta o 20 minutos riendo a carcajadas, o a mandíbula batiente, opta por lo segundo.


Según un estudio realizado por el estadounidense Lee Berk y presentado ayer en la conferencia de Biología Experimental que se celebra en California, 20 minutos diarios de risa, disfrutando la experiencia, equivalen a 20 minutos de ejercicio.

Para descubrir los efectos de la risa frecuente sobre el organismo, Berk y su equipo de la Universidad de Loma Linda, en Estados Unidos, seleccionaron a un grupo de 14 personas sanas, las cuales fueron expuestas a un video de 20 minutos de duración a su elección entre programas humorísticos como Saturday Night Live, Seinfield y el Show de Bill Cosby. Al inicio y al final de esta sesión fueron medidos sus niveles de hormonas del estrés, presión arterial y colesterol en la sangre.

Así constataron que la risa logró reducir de 120 a 110 la presión sanguínea sistólica. Además, la concentración de colesterol "malo" en la sangre bajó de 168 a 162 mg/dl. Estos beneficios estarían asociados a una reducción en los niveles de cortisol y adrenalina, hormonas responsables del estrés.

Mejora el ánimo y el apetito

Por otro lado, las carcajadas ayudan a mejorar el estado de ánimo general y a reforzar las defensas del organismo al incrementar la producción de anticuerpos y la actividad de los linfocitos T y de las “células asesinas” (NK). Todos estos efectos no fueron observados tras exponer a los mismos pacientes a un video de 20 minutos con imágenes de la película "Rescatando al Soldado Ryan".

Otra consecuencia atribuida a la risa es la modificación de los patrones de apetito. Al igual que el ejercicio físico, la risa reduce los niveles de leptina, hormona encargada de la sensación de saciedad, y eleva los niveles de grelina, sustancia responsable del apetito. Esto puede ser útil para aquellas personas que han perdido las ganas de comer, debido, por ejemplo a una depresión o a alguna dolencia crónica.

Fuente:

Muy Interesante
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