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18 de enero de 2010

Las higueras también castigan



Lunes, 18 de enero de 2010

Las higueras también castigan

La higuera

La higuera (Ficus carica) es un árbol de pequeño porte o un arbusto de la familia de las moráceas (Moraceae), una de las numerosísimas especies del género Ficus. Originario de Asia sudoccidental, crece ahora espontáneamente en torno al Mediterráneo y en otras regiones del mundo, como al sur de Lima, en la costa central del Perú.

Los frutos de la higuera son diversos, distinguiéndose muchas variedades y distintas fructificaciones estacionales, designándose con términos como higos blancos, higos reina, higos negros y brevas. Fue una de las primeras plantas cultivadas por el hombre. Un artículo en la revista Science constataba el hallazgo de nueve higos fosilizados fechados alrededor de 9400-9200 a. C. en el poblado neolítico Gilgal I, en el Valle del Jordán.

Las higueras castigan a las avispas que no cooperan correctamente con ellas y tratan de obtener beneficios sin pagar el precio acordado.

De entre todas las frutas, los higos son aquellos cuya historia es mejor olvidar a la hora de comérselos. Pero son un bello ejemplo de colaboración o cooperación entre especies muy distintas.

Las higueras, pese a lo que parece, son unos árboles muy modernos. La carencia de flores es sólo aparente, pues éstas se encuentran en el interior de los higos inmaduros. El problema viene a la hora de polinizarlas.

Las higueras han encomendado la tarea de su polinización a las avispas. Es aquí donde la historia se hace interesante, representando el ejemplo favorito de relación mutuamente beneficiosa entre dos especies.

El higo inmaduro constituye el lugar donde determinadas especies de avispas van a poner los huevos, un sitio que sus larvas van a considerar acogedor en donde crecer, pues están protegidas y tienen aporte de comida. La maduración del higo, así como la cría de las larvas de avispa y la generación de polen están sincronizadas de tal modo que las avispas pueden polinizar las flores de otros higos. La higuera proporciona el incentivo de comida gratis y un refugio, pero a cambio consigue la polinización cruzada. Este tipo de relación se remonta a hace unos 80 millones de años, cuando se cree que surgió por primera vez.

Pero esto no siempre es así, como en toda relación social compleja siempre puede haber tramposos que quieran aprovecharse del sistema y obtener los beneficios sin pagar un precio. En este caso puede haber avispas que quieran usar los higos, pero que no quieran polinizarlos.

La higuera se las ha ingeniado para crear un sistema de castigo para que la simbiosis no se transforme en parasitismo: dejar caer los higos que no han sido polinizados por la avispas, matando así a su descendencia. Este castigo podría ser esencial a la hora de mantener la relación tal y como es.

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NeoFronteras
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