Miércoles, 18 de noviembre de 2009
La llegada de la crisis nuclearEl mundo está agotando su uranio y nadie parece haberlo notado.
El mundo está a punto de entrar en un periodo de inversión sin precedentes en la energía nuclear. La amenaza combinada del cambio climático, seguridad energética y miedo a los altos precios y cada vez más escasas reservas de petróleo están forzando a los gobiernos hacia la opción nuclear. La percepción es que la energía nuclear es una tecnología libre de carbono, que rompe nuestra dependencia del petróleo y da a los gobiernos mayor control sobre su propio suministro de energía.
Esto parece peligrosamente optimista, dice Michael Dittmar, del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Zurich quien publica el capítulo final de su impresionante análisis en cuatro partes de la industria nuclear global en arXiv.
Tal vez el problema más preocupante sea la idea equivocada de que hay grandes cantidades de uranio. Las plantas nucleares actuales consumen unas 65 000 toneladas de uranio al año. De éstas, la industria de la minería aporta unas 40 000 toneladas. El resto proceden de fuentes secundarias como reservas militares y civiles, combustible reprocesado y uranio re-enriquecido. “Pero sin acceso a las reservas militares, la cantidad de uranio civil occidental se agotará para 2013″, concluye Dittmar.
No está claro cómo puede solventarse el déficit ya que nadie sabe dónde podría seguir buscando la industria minera.
Esto significa que los países que dependen de las importaciones de uranio, tales como Japón y muchos países occidentales afrontarán una escasez de uranio, posiblemente ya en 2013. Lejos de ser la segura fuente de energía en la que muchos gobiernos están basando sus futuras necesidades energéticas, la energía nuclear parece decididamente desvencijada.
Pero, ¿qué hay de las nuevas tecnologías como los reactores generadores de fisión que generan combustible y fusión nuclear? Dittmar es pesimista sobre los generadores de fisión. “Sus enormes costes de construcción, sus bajos registros de seguridad y su ineficiente rendimiento dan pocas razones para creer que algún día serán significativos comercialmente”, comenta.
Y el futuro parece incluso peor para la fusión nuclear: “No importa lo lejos que puedas mirar en el futuro, la fusión nuclear es una fuente de energía incluso menos probable que los reactores generadores a gran escala”.
Dittmar dibuja un futuro gris y deprimente para los países que apuesten por la energía nuclear. Y su análisis ni siquiera toca temas como la seguridad, la proliferación de tecnología nuclear y el manejo de residuos nucleares.
El mensaje si vives en uno de estos países es que hagas acopio de leña y velas.
Hay una tentador rayo de luz en esta pesadilla nuclear: la posibilidad de que severos recortes de energía fuercen a los gobiernos a liberar el arsenal militar de uranio y plutonio para uso civil. ¿Podría ser posible que la llegada de una crisis energética nuclear acabase con la mayor parte de las armas nucleares mundiales?
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