El agua embotellada y el desastre ecológico.
Edmundo Fayanas Escuer -
Rebelión -
El agua embotellada nos la presentan como un producto que nos asegura nuestra salud y se nos hace ver que es señal de calidad de vida, de un cierto nivel de vida y respetuosa con el medio ambiente.
El sector del agua embotellada está creciendo muy rápidamente en todo el mundo, siendo el negocio más boyante actualmente, pero también uno de los menos regulados, lo que da lugar a situaciones auténticamente escandalosas.
Las cifras del negocio del agua hablan por si solas. En la década de 1970, el volumen anual de agua embotellada que se comercializa en todo el mundo ronda los 1.000 millones de litros. En la siguiente década se dobla el consumo, sin embargo es a partir de la década de 1990 cuando el crecimiento ya es exponencial.
En el año 2001, los norteamericanos se gastaron 6.880 millones de dólares, en el año 2006 ya eran unos 10.980 millones de dólares, con un consumo de 25.800 millones de litros de agua embotellada. Esto supone un crecimiento superior anual al 9%, según los datos aportados por Beverage Marketing Corporation y la Internacional Bottled Water Association. El consumo medio anual de agua embotellada de un norteamericano está en torno a los 91 litros por persona/año.
La moda del agua embotellada es aún mayor en Europa. Alemania consume 10.300 millones de litros, Francia 8.500 millones de litros y España 5.500 millones de litros. Los italianos tienen una media de consumo, en el año 2006, de 183,6 litros por persona/ año y los españoles de 136,7 litros anuales.
El consumo global de agua embotellada alcanza los 154.000 millones de litros, en el año 2006, y supone un aumento del consumo del 57 % respecto al del año 2001. Esto representa un gasto de unos 100.000 millones de dólares. El precio medio de un litro de agua embotellada está en los 0,65 dólares.
¿Sabe cuanto paga usted por cada mil litros de agua de grifo en una ciudad? En España el litro de agua del grifo costaba, en el año 2004, 0,00096 euros. Como se puede comprobar el negocio es redondo.
Las fábricas embotelladoras frecuentemente cogen el agua, que embotellan, de la misma red de agua que llega al público. En muchos casos, como Coca Cola, lo que hacen es agregarle un paquete de minerales, así la denominan “agua mineral”, consiguiendo aumentar de esta forma su precio, convirtiéndose en uno de los mayores negocios del mundo.
El periódico británico The Guardian, resume como es el proceso que se siguen en muchos casos con el agua embotellada: “Tome agua del grifo de Londres, sométala a un proceso de depuración, denominándola “agua pura” agregue un poco de cloruro de calcio que contenga bromuro, lo cual no es un problema, convirtiéndose en bromato que sí lo es. Envie estas botellas de agua al comercio, conteniendo el doble del límite legal de bromato y el negocio es redondo”.
Sirva como ejemplo, que en marzo de 2004, Coca Cola reconoció en Reino Unido que el agua de su marca Dassain era agua común y corriente del grifo, que era vendida en botellas de medio litro. Se retiraron más de medio millón de botellas del mercado argumentando que habían detectado niveles de bromato que excedían las normas legales británicas.
Se está pagando en muchos casos hasta 10.000 veces más por cada litro de agua embotellada que la que se paga por el agua de grifo. Por el mismo precio de una botella de agua embotellada se podría abastecer con 3.000 litros de agua de grifo.
Estas industrias están contribuyendo a la destrucción de las fuentes de agua públicas con el objetivo de abastecer de “agua pura” a la elite mundial.
Estas empresas son depredadoras del agua, buscando continuamente nuevas fuentes hídricas para cubrir sus insaciables necesidades de negocio, comprando continuamente derechos de agua a los agricultores, una vez que los agotan los abandonan creando numerosos problemas ecológicos.
En América del Sur, las multinacionales norteamericanas y europeas están comprando grandes zonas de naturaleza salvaje en la que se incluyen sistemas hidrográficos integrales. Estas empresas agotan no sólo los sistemas de su propio terreno sino las zonas circundantes. Esto es lo que sucedió en Tillicum Valley en la Columbia Británica, donde la empresa Canadian Beverage Corp ha estado explotando el agua subterránea de la región de forma tan intensa que los habitantes y agricultores de la zona se quedaron sin ella.
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