Aún se desconoce el mapa genético de la obesidad. |
¿Mueve sus piernas debajo del escritorio mientras escribe en la computadora?
Si cree que encaja en el estereotipo, existe la posibilidad de que posea la molécula de la "inquietud" en sus genes y la buena noticia es que podría tener menos tendencia a engordar.
Así lo indica un estudio realizado por científicos en Alemania y Estados Unidos, quienes detectaron una molécula que provoca que la gente se mueva nerviosamente y anunciaron que quien la tenga en engorda menos.
Ratones que presentan esa molécula "de la inquietud" tienen una mayor probabilidad de ser criaturas atléticas, mientras que aquellos que no la tienen parecen ser más sedentarios y propensos a engordar.
Es la segunda vez en los últimos meses que los científicos han encontrado material genético vinculado al peso corporal.
Expertos en el Reino Unido indicaron que habían identificado recientemente un gen, conocido con el apodo de "el gen de la gordura", vinculado directamente a la obesidad.
Factores ambientales
Los científicos encontraron una segmento del genoma que según ellos, es responsable de la tendencia a moverse con inquietud.
Los expertos indicaron que los humanos tienen el mismo mecanismo genético presente en los ratones que explica los movimientos con inquietud.
El jefe de la investigación, el profesor Mathias Treier, indicó que aquellos que se mueven nerviosamente hacen ejercicio diariamente incluso sin saberlo.
"Gastamos energía al movernos con inquietud y éste por supuesto, es uno de los factores clave en el balance de la energía", afirmó.
"Claramente las personas que tienen ese fenotipo están más protegidas contra la obesidad producida por la ingestión de comida, por ejemplo, que aquellas que son más calmadas".
La forma en que trabaja este mecanismo genético es complicado y aún no es comprendido en su totalidad, sin embargo, los investigadores creen que esta molécula también está vinculada al apetito.
Los científicos británicos que ubicaron "el gen de gordura" dijeron en su momento que el gen podría ser sólo una parte en el perfil genético de la obesidad.
Treier cree que aún falta por completar el mapa genético de la obesidad y agregó que no se puede descartar la influencia de los factores ambientales en el peso corporal.
Al final, es probable que la dieta y el ejercicio sean tan importantes como la predisposición genética a la hora de ganar peso.
Fuente:
BBC en español