Por Luigi Faura.
Foto: Arturo Pérez.
Un mal social que se incrementa en nuestro país. El alcoholismo echa a perder a muchas familias.
Tenga cuidado a la hora de empinar el codo y decir salud. Su primer vaso de cerveza puede ser el inicio de una enfermedad incurable que vulnera a la familia, a la comunidad, y que abre las puertas al consumo de otras drogas.
El alcoholismo se disfraza con un manto de alegría y jolgorio pero puede llevarlo a situaciones críticas como la pérdida del trabajo, la familia e incluso de su propia voluntad.
Según un estudio realizado por la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), 2 millones 800 mil peruanos tienen problemas de abuso y dependencia de alcohol. Es decir, el 10 por ciento de la población del país.
El 5% de limeños
"Y el 5 por ciento de la población limeña, es decir 400 mil personas, tienen el mismo problema", indica el especialista en adicciones del hospital Arzobispo Loayza, el siquiatra Víctor Morocho.
Morocho Castañeda asegura que la población entre 16 y 60 años es la que tiene una alta prevalencia de problemas de alcohol, especialmente en el sexo masculino.
El alcoholismo, asegura el siquiatra, es una enfermedad crónica que no se cura pero se puede controlar. La persona con abstinencia de licor durante muchos años, si vuelve a tomar un solo trago, desata un deseo compulsivo de consumo que deriva en una recaída total. "Una persona es una abusadora del alcohol cuando empieza a consumir con tal frecuencia (el licor), que le ocasiona problemas en el ámbito laboral, académico y familiar". Asimismo, precisa el doctor, el alcohol afecta otros sistemas del cuerpo y provoca irritación de los intestinos y erosión del revestimiento del esófago y estómago, que induce a náuseas, vómito y sangrado.
También produce pérdida de la memoria y durante el embarazo puede ocasionar problemas irremediables en el desarrollo del feto, como retardo mental y dificultades de comportamiento en el niño al crecer. Ya lo sabe, si va a tomar, hágalo con moderación.
Claves
CONSECUENCIAS. El bajo rendimiento académico, abandono de los estudios, tardanzas en el trabajo, faltas injustificadas, el alejamiento de los amigos, problemas en las relaciones interpersonales y la pérdida del trabajo que afecta a la familia hasta dejarla en la orfandad.
CIRROSIS. Respecto a la parte física y orgánica, el consumo de alcohol en exceso provoca cirrosis hepática, afecta al sistema nervioso central, hace que disminuya la actividad y provoca ansiedad.
La familia debe exigir tratamiento
La codependencia es un trastorno de la familia con relación al pariente alcohólico.
Cuando el alcohólico roba cosas de la casa, no cumple sus responsabilidades, ejerce violencia y la familia no protesta, le genera la falsa creencia de que todo marcha bien.
La familia debe decir a su pariente alcohólico que asuma la responsabilidad de enfrentar los problemas ocasionados por su consumo y exigirle que reciba un tratamiento altamente especializado. Debe motivarlo e incentivarlo para que continúe con el tratamiento y no lo abandone.
Fuente:
Diario "La República"
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