
Las preciadas progenitoras celulares se obtienen básicamente de dos fuentes: embriones en las primeras fases de desarrollo o las reservas que el organismo adulto mantiene con el fin de reparar los daños que se producen en los tejidos. Cualquiera que sea la procedencia, las células madre se enfrentan a la problemática común del cultivo en laboratorio. Para que estas células proliferen hasta obtener material suficiente para su uso terapéutico tienen que cultivarse en condiciones muy particulares.
Además de los inconvenientes biológicos, las dos fuentes de células madre embrionarias arrastran implicaciones éticas objeto de una importante polémica. Son numerosas las voces que se declaran en contra del uso de embriones sobrantes de los programas de fertilización 'in vitro' para la investigación.

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