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8 de septiembre de 2009

Bolivia: Llega la fiebre del litio

Miércoles, 09 de septiembre de 2009

La fiebre del litio llega a Bolivia

¿Qué es el litio?

El litio es un elemento químico de símbolo Li y número atómico 3. En la tabla periódica, se encuentra en el grupo 1, entre los elementos alcalinos. En su forma pura, es un metal blando, de color blanco plata, que se oxida rápidamente en aire o agua. Es el elemento sólido más ligero y se emplea especialmente en aleaciones conductoras del calor, en baterías eléctricas y, sus sales, en el tratamiento de ciertos tipos de depresión.

Bateria de ion de Litio

La batería de iones de litio, también denominada batería Li-Ion, es un dispositivo diseñado para almacenamiento de energía eléctrica que emplea como electrolito, una sal de litio que procura los iones necesarios para la reacción electroquímica reversible que tiene lugar entre el cátodo y el ánodo.

NISSAN LEAF ¿el auténtico auto fantástico?. El mes pasado (agosto de 2009) Nissan presentó su primer automóvil eléctrico, propulsado por una batería de iones de litio.

A principios del siglo XXI, en el contexto de la creciente carestía de combustibles derivados del petróleo, la industria del automóvil anunció el desarrollo y comercialización de vehículos con motores eléctricos basados en la tecnología de las baterías de iones de litio, con los que se pueda disminuir la dependencia energética de estas fuentes a la vez que siendo de baja emisión de gases. Más información aquí y aquí.

La noticia vía El Mundo:

En medio del Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo, la primera palabra que viene a la cabeza es «nada». No hay nada hasta donde alcanza la vista. Ni un árbol, ni un arbusto; ni un altozano ni un valle, nada más que una interminable superficie de intenso color blanco.

El Altiplano salobre de Bolivia, en el corazón de los Andes y sin salida al mar, es un territorio áspero y sobrecogedor. Desde los tiempos de los incas, la humanidad no ha dejado muchas huellas. Eso podría estar a punto de cambiar, sin embargo. No hay nada más que excavar un poco y se encuentra una mezcla de agua y sal rica en depósitos de litio, el metal más ligero del mundo.

Igual que la invención de las cubiertas neumáticas convirtió el caucho en una materia prima de gran valor en el siglo XIX, se espera que la tendencia hacia las tecnologías verdes haga lo mismo por el litio en el siglo XXI. Durante años, se han empleado pequeñas cantidades en ordenadores portátiles y otros aparatos, pero en la actualidad se espera su uso masivo en baterías de automóviles eléctricos, el esperado sustituto de los vehículos movidos con gasolina y gasóleo.

Es una magnífica noticia para Bolivia. Se cree que el país atesora 5,4 millones de toneladas de litio, la mitad de las existencias mundiales. «El litio es de capital importancia para nosotros y para el mundo», ha declarado el ministro de Minería y Metalurgia de Bolivia, Luis Alberto Echazú. «Tenemos la esperanza de extraer 1.200 toneladas el próximo año, y eso no es más que el principio. Cuando alcancemos el pleno funcionamiento, estaremos produciendo del orden de 10 o 15 veces esa cantidad», añade el funcionario boliviano.

En el Salar de Uyuni se han abierto ya cuatro pozos y se está construyendo una planta piloto de propiedad pública cerca de la aldea de Río Grande, al borde del desierto. Hay un problema, sin embargo. El Gobierno de Bolivia tiene la costumbre de enfrentarse con las multinacionales extranjeras en otros sectores productivos y todavía no ha cerrado ningún acuerdo con los inversores de fuera que necesitan proveerse de cantidades importantes de litio.

Muevan las industrias

El Gobierno mantiene conversaciones con grandes empresas como Bollore Group, de Francia, LG Group, de Corea del Sur, y los japoneses de Sumitomo y Mitsubishi. El Ejecutivo ha informado de que su elección se inclinará por un socio que ayude a la industria boliviana en su conjunto, no sólo al sector minero. La idea es procesar el litio y añadirle valor nada más ser extraído, mediante la fabricación de las pilas, por ejemplo, e incluso mediante la construcción de series de automóviles eléctricos.

La planta piloto de propiedad pública cerca de Río Grande, con una inversión de 4,2 millones de euros, es el primer paso en esta dirección. Al final de una pista de tierra, docenas de trabajadores se afanan en la construcción de unos barracones que albergarán a técnicos y a mineros. Elevando la voz por encima del zumbido de un generador eléctrico, Marcelo Castro, de 48 años, responsable de las obras sobre el terreno, rezuma orgullo patriótico. «Estamos levantándolo todo desde cero; éste es un momento histórico. Estamos trabajando para nosotros mismos».

Los escépticos opinan que no es más que un delirio. Las obras de la planta piloto avanzan con una lentitud extraordinaria, las conversaciones con las multinacionales se eternizan sin llegar a ninguna parte y no hay programado ningún calendario de entrada en producción.

Fuente:

El Mundo (España)

La Razón

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