Tras la firma del TLC con EEUU debemos estar alertas contra la biopiratería.
Conozca, es este artículo, qué son los transgénicos y que implicancias tendrían en la alimentación y la salud de millones de peruanos.
¿Qué son los transgénicos?
Los transgénicos son vegetales y animales producidos mediante la manipulación genética. Los biólogos manipuladores de los genes producen estos nuevos seres vivos con ánimo de lucro y apuntan a diversos fines: producir especies vegetales más resistentes a las plagas, con mejor apariencia, con frutos más grandes, con diferentes sabores, etc. También manipulan a los genes animales: puede ser para producir vacas que rindan leche con determinadas características.
Pero no sólo modifican una especie, a veces estos biólogos mezclan genes de vegetales de especies diferentes e inclusive han llegado a cruzar vegetales con animales, por ejemplo para producir tomates con genes de pez. Peor: han introducido genes humanos en vegetales, como el arroz manipulado que Pilar Mazzetti permitió emplear en lactantes en el norte en el 2006.
La transnacional al acecho
Monsanto, la más importante empresa de investigación y producción de productos transgénicos, envió a sus representantes al Perú, quienes se reunieron esta semana con el Presidente de la República en Palacio de Gobierno.
El Perú es uno de los países con mayor biodiversidad en el mundo, tenemos un patrimonio biológico que, debido a la amplitud del territorio, a los recursos limitados del estado, además de las políticas nacionales inapropiadas, está expuesto a la extinción o a la biopiratería.
El TLC con EE.UU.
El TLC firmado con EE.UU. avala el patentamiento de plantas, lo que pone en riesgo la protección de los conocimientos tradicionales y el uso de los recursos de la biodiversidad, con la posibilidad de que se den actos de biopiratería.
Con el marco legal que impone este TLC, nuestra biodiversidad se encuentra expuesta a ser manipulada para enriquecer a pocas compañías. ¿Se imagina usted que Monsanto modifique las variedades de papa, maíz, paltas y después quiera cobrarnos por estas producciones? ¿Por qué no son ellos los que deban pagar por experimentar con nuestros recursos? Las diferencias entre los grandes capitales y los modestos productores podrían llevar al hambre a muchas poblaciones.
Peligro para la biodiversidad
Aunque algunos ecologistas, como Brack Egg, digan que los vegetales transgénicos no son ningún peligro para la biodiversidad, existen estudios en Europa que demuestran que si un agricultor siembra transgénicos, expone a los campos vecinos —y hasta lejanos— a que la polinización transgénica, por acción del viento o de insectos polinizadores, contamine su cosecha, y así los productores de vegetales naturales no sabrán hasta qué punto sus frutos son realmente naturales o transgénicos.
Peligro para los humanos
Se ha comprobado que, al alimentarnos, nuestro organismo reconoce los genes naturales de plantas y animales y desconoce los genes de alimentos transgénicos, y su ingesta altera severamente el sistema inmunológico. Es una maravilla que nuestro ser sea capaz de diferenciar genes naturales de los transgénicos, pero una lástima que se quiera insistir en producir esos productos manipulados genéticamente.
Existe un ejemplo de 12 muertes producidas por el uso de material transgénico para un tratamiento realizado en laboratorios japoneses que intentaban producir insulina a partir de hojas de tabaco.
Si ahora se dice que hay de esos productos en los cuales todavía no se puede comprobar efectos adversos, ¿deberíamos esperar a que éstos se produzcan a muy largo plazo para lamentarlo después? Podría suceder como el caso de la vacuna contra la poliomielitis: se ha constatado recientemente, después de cinco décadas, que muchas personas vacunadas en la década del 50 están desarrollando diversos tipos de cáncer, especialmente linfomas, ocasionados por la presencia del SV-40, poliovirus no identificado en esa época, que estaba presente en las vacunas, debido a que los procedimientos no estaban optimizados; sin embargo en su momento la vacuna fue aprobada por las organizaciones de salud.
Cabe además preguntarse: si se acepta que las condiciones climáticas están cambiando aceleradamente, ¿se ha pensado en el problema que generará la proliferación de estos transgénicos, creados para determinadas condiciones? Las plantas y animales naturales que existen hasta hoy nos demuestran su capacidad para resistir diversos cambios ambientales durante milenios, pero ¿tendrán los transgénicos tal capacidad? Si no es así, de avanzar su producción, podrían llevarnos a una hambruna súbita, debido a cambios ambientales extremos que están siendo anunciados por los científicos, y que no podrían resistir. Paradójicamente EE. UU., el principal contaminador ambiental en el mundo, no quiso firmar el acuerdo de Kyoto para luchar contra la contaminación, y es el propulsor de la producción transgénica.
Consideraciones éticas y morales
No obstante que Alan García se golpea el pecho y hasta presume de predicador del evangelio, al abrir la puerta al gigante de los transgénicos plantea serios cuestionamientos morales y éticos.
El Papa Benedicto XVI, hablando acertadamente sobre la manipulación genética, ha comentado: “Hoy parecemos ser testigos de una especie de antigénesis, un contraplan, una soberbia diabólica que se propone eliminar la familia. Hay intención de reinventar la humanidad, de modificar la misma gramática de la vida, como fue planificada y deseada por Dios”, a lo que calificó como hechos “satánicos, narcisitas y fétidos”.
Fuente:
ConnuestroPerú.com