Ubicado a 16 kilómetros frente a la costa de Fukushima, el plan se compone de la instalación de 143 turbinas de viento que generarán 1 gigawatt de energía una vez que estén completados en, se espera, 2020.
Se busca que sea un record, por lo que la granja eólica nipona superará los 504 megavatios generados por las 140 turbinas de la granja Gabbard Mayor de la costa de Suffolk, Reino Unido, que es la mayor granja eólica del mundo por el momento. Incluso será superada cuando a fines de este año se pase al estuario del Támesis, donde tendrá 175 turbinas y producirá 630 megavatios de energía. Según la revista japonesa que dio el anuncio, la primera etapa del proyecto Fukushima será la construcción de una turbina de 2 megavatios, la subestación y una instalación de cable submarino. La turbina se mantendrá a 200 metros de altura y si tiene éxito, las turbinas adicionales serán construidas progresivamente con sujeción a la disponibilidad de fondos.
Algo muy interesante en estas noticias es comprender cómo hacen para resolver el problema de los costos, y en este caso para solucionar el gasto total de anclar las turbinas al fondo del mar, se construirán marcos flotantes de acero que se estabilizan con lastre y anclado a la plataforma de 200 metros de profundidad que rodea la costa japonesa vía líneas de amarre. Una vez esté funcionando a todo vapor (no, no usará vapor para funcionar), la intención es que suministre electricidad a la amplia red a la que dos de los reactores de Fukushima proveían. En Japón están interesados en ampliar el parque eólico en alta mar si las cosas salen como esperan, aunque los habitantes de la costa y la industria de la pesca demostraron antipatía por no saber cómo afectará esta construcción a su fuente de ingreso. Esperamos que por resolver un problema no generen otro, algo típico en las intenciones ecologistas de los descuidados.